La idílica isla griega de Kos fue golpeada la pasada madrugada por un terremoto de una magnitud 6,4 en la escala de Richter que ha dejado dos turistas muertos y más de un centenar de heridos. A las 01.31 horas del viernes el seísmo, cuyo epicentro se encontraba entre Kos y la ciudad turística rusa de Bodrum, a unos 10 kilómetros de profundidad, sacudió durante casi medio minuto la isla.

Kos es el segundo destino turístico más importante del archipiélago del Dodecaneso, tras la isla de Rodas, especialmente para turistas de Europa del norte, alemanes y británicos. Este año la temporada turística empezó bajo los mejores auspicios tras una campaña desastrosa en 2016 a causa de la crisis de los refugiados, que sigue afectando a la isla, pues el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía impide su traslado al continente.

Según muestran las imágenes transmitidas por los medios locales, en cuestión de pocos minutos se derrumbaron parcial o totalmente una serie de edificios antiguos, entre ellos el minarete de la mezquita o partes de las iglesias de San Nicolás o de Ayía Paraskevi.

Dos turistas, un sueco de 27 años y un turco de 39, que se encontraban en un céntrico bar, murieron al desplomarse el techo del establecimiento. Además, un centenar de personas tuvieron que ser atendidas en los hospitales, de las cuales diez permanecen ingresadas -siete en estado grave- por haber sufrido fracturas de diversa consideración o incluso una hemorragia cerebral, como en el caso de un ciudadano sueco.

Desde la madrugada se registraron más de 170 réplicas, decenas de ellas con una magnitud superior a los 4 grados. El terremoto provocó además un tsunami, cuya onda alcanzó una altura de unos 60 centímetros en Kos y unos 35 centímetros en Bodrum. En la costa turca el terremoto provocó 354 heridos, 24 de los cuales siguen hospitalizados, según la corresponsal de la televisión pública griega en ese país.