Aseguraba el fiscal Alejandro Pazos en su intervención inicial, antes de que David Oubel realizase su confesión y manifestase su supuesto arrepentimiento por el terrible crimen, que una de las cuestiones que iban a salir a relucir durante el interrogatorio a los diferentes testigos citados para la jornada de ayer era la "frialdad afectiva y emocional" del acusado, quien apenas se inmutó cuando los agentes lo detuvieron por el doble asesinato de sus propias hijas.

Entre los testigos que comparecieron ayer también se encontraban dos efectivos del Seprona de la Guardia Civil, los primeros en llegar a la vivienda después de los primos del acusado, y que fueron los encargados de derribar la puerta del baño en el que permanecía encerrado el acusado en su vivienda. Al echar la puerta abajo lo encontraron sumergido en la bañera, en un líquido oscurecido por la sangre y con las manos sumergidas. Los agentes le pidieron que las mostrase por si portaba algún arma, pero Oubel no accedía a levantar una de ellas. Cuando al fin lo hizo, los guardias civiles aseguran que les miró de forma "arrogante" y que le dijo a uno de ellos "no me chilles que te oigo perfectamente".

A los guardias civiles que coincidieron con él también les llamó la atención que, a pesar de la terrible situación que acababa de protagonizar, se permitiera el lujo de "hacer alguna broma" sobre su situación mientras se encontraba en el hospital. Cuando ya estaba detenido y bajo custodia en una celda en la Comandancia le dijo a otro agente que "de los calabozos se sale" y recuerda que una de sus obsesiones en aquel momento era poder fumar un cigarrillo. Cuando le negaron el tabaco al no estar permitido, este mismo guardia civil explica que el acusado preguntó en voz alta "a quién hay que matar para que te den un cigarrillo".

El genio "a flor de piel"

Tanto su prima, como el hijo de esta y su marido, así como el hombre que era pareja sentimental de Oubel en el momento de los hechos declararon separados por un biombo del acusado, para evitar así el contacto visual con él. El marido de su prima lo describió como una persona de un "carácter difícil" y que tenía "el genio a flor de piel". Con todo, los tres coincidieron en señalar que era un padre "normal" e incluso su prima describió que tenía una "relación estupenda" y "maravillosa" con sus hijas.

Aunque reconocieron que en el pasado David Oubel protagonizó un intento de suicidio, tanto estos tres familiares como el hombre que era su pareja sentimental en el momento de los hechos (ahora ya rompió la relación), explicaron que aparentemente la situación de ánimo y mental en las semanas previas a los hechos era buena.

Oubel Renedo, que se presentó en el juicio con una imagen muy diferente a la que presentaba cuando fue detenido, escuchaba estas palabras sin apenas hacer gestos, con la mirada fija en el suelo en muchas ocasiones, y sin mostrar sentimiento alguno a pesar de la extrema dureza de los detalles del brutal crimen que él reconoció haber cometido contra sus dos propias hijas.