El incendio declarado este sábado en el centro de Portugal, que se mantiene activo en los distritos de Leiria y Coimbra, avanza hacia municipio de Góis, donde vecinos de varias aldeas han sido evacuados por las autoridades.

Góis, situada a 40 kilómetros al norte de Pedrógão Grande, es ahora "la zona más peligrosa" dentro del área afectada por el incendio, dijeron a Efe fuentes de Protección Civil.

El avance de las llamas ha obligado a evacuar la aldea de Cadafaz, en Góis, donde residen casi dos centenares de personas, en tanto que otras poblaciones han sido desalojadas durante la noche "por precaución", sobre todo, ancianos.

Según datos de Protección Civil, unos 712 efectivos terrestres se encuentran en el lugar, entre ellos un grupo de bomberos españoles enviados a la zona para ayudar en las tareas de extinción.

Las condiciones meteorológicas no son favorables por el viento y las altas temperaturas, que en algunos lugares alcanzan los 43 grados centígrados.

Cae un avión Canadair en la zona de Pedrógão Grande

Sobre las 18:00 horas saltaba la alarma en la zona centro de los incendios de Portugal. Un avión Canadair que formaba parte de las tareas de extinción se estrellaba en Ouzenda. A pesar de que en un principio se especulaba con que la aeronave fuese española, finalmente se confirmó que el aparato es portugués.

Efectivos

Más de 2.000 efectivos continuaban en la jornada de ayer luchando contra este devastador fuego que arrasa el centro de Portugal desde el sábado, dejando a su paso un paisaje desolador en un país impactado ante la magnitud de la catástrofe. La situación, debido a la voracidad de las llamas, era definida como "preocupante". El número de víctimas mortales subía ayer a 64, tras confirmarse dos nuevos fallecimientos, entre ellos el de un bombero de 40 años que permanecía hospitalizado en estado muy grave. Entre los muertos hay varios niños de corta edad. Y, según trascendió, uno de los fallecidos es originario de Francia.

El fuego, que arrancó el sábado por la tarde en el municipio de Pedrógão Grande, en el distrito de Leiria, se extendió también a los de Castelo Branco y Coimbra, y mantiene cinco frentes activos. Según el último balance oficial ofrecido por el comandante operativo de Protección Civil Elíseo Oliveira, el incendio deja otros 157 heridos, varios de ellos de gravedad. Oliveira también ha precisado que aunque el incendio está controlado en "un 70%" señala que la zona que resta por extinguir es la que "inspira mayor preocupación". "La tarde nos ha dejado situaciones complejas y a obligado a confinar y evacuar poblaciones enteras", apuntaba el comandante de Protección Civil.

A medida que avanza el proceso de identificación de las víctimas -al cierre de esta edición eran 25 los fallecidos ya identificados-, van trascendiendo las trágicas historias que deja el incendio. Un niño de 4 años es una de las víctimas. También otros dos menores de 4 y 6 años, así como su madre, así como un matrimonio y sus dos pequeños de 3 y 5 años, que estaban de vacaciones en un complejo hotelero y a los que se daba por desaparecidos. A lo largo de la jornada de ayer se confirmó su fallecimiento.

Los efectivos terrestres todavía no habían conseguido ayer acceder a algunas aldeas cercadas por el fuego y la baja visibilidad dificultó el trabajo de los medios aéreos, especialmente en las primeras horas del día, en una zona en la que las temperaturas rondan los 38 grados, con viento de moderado a fuerte. "Es necesario llegar a todo el territorio para ver si hay más víctimas en las pequeñas aldeas", repartidas por la Sierra de Lousã y la cuenca del río Zezere, concretó Rui Rocha, alcalde de la localidad de Ansião, una de las afectadas.

La versión que manejan las autoridades lusas apunta a que el fuego se inició por el impacto de un rayo en un árbol seco en la tarde del sábado, con temperaturas de 40 grados y fuertes vientos que ayudaron a propagar las llamas.

Magnitud

A pesar de que los portugueses están acostumbrados a sufrir numerosos incendios cada verano -es el país de la UE más afectado por las llamas en este siglo-, la magnitud de esta tragedia les mantiene impactados. Muchos siguen sin entender cómo el fuego pudo expandirse con tanta rapidez, cercando aldeas enteras y una carretera que une los municipios de Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera, donde 30 personas murieron atrapadas dentro de sus vehículos. Las llamas calcinaron, según el Sistema Europeo de Información de Incendios Forestales (EFFIS) 26.000 hectáreas de bosque, lo que implica que en el país luso ardió en tres días 20 veces más que el año pasado.

El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, apeló desde el centro de operaciones instalado ayer en localidad de Avelar, a concentrar todos los esfuerzos en combatir el fuego, en vez de discutir las causas y las posibles responsabilidades que puede acarrear la tragedia, por la que se han decretado tres días de luto nacional. "La prioridad ahora es el combate al incendio y el apoyo a las víctimas y a las familias", señaló el jefe del Estado luso, que añadió: "Después tendremos todo el tiempo del mundo" para debatir sobre el resto de asuntos. Entretanto, se multiplicaron las muestras de solidaridad por todo el país, con ciudadanos que abrieron las puertas de su casa para acoger a las decenas de personas desalojadas o que perdieron a algún familiar. Además, las víctimas están recibiendo apoyo psicológico por parte de una treintena de técnicos repartidos por las zonas afectadas.

Los portugueses también se han lanzado a proporcionar ayuda a las víctimas a través de cuentas bancarias solidarias o de donaciones, hasta tal punto que en menos de 48 horas después de que se iniciase el incendio, las autoridades tuvieron que pedir que dejen de enviar alimentos a la zona porque hay "exceso de alimentación".

La ayuda proviene también de fuera de las fronteras lusas, desde donde han llegado apoyos para combatir las llamas. El primer país en reaccionar fue España, desde donde el domingo a primera hora llegaron dos aviones Canadair, a los que posteriormente se han sumado otras dos aeronaves del mismo modelo, dos anfibios Air Tractor, cien militares de la Unidad Militar de Emergencias con diecinueve vehículos y 25 bomberos del Equipo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid. A través del mecanismo de protección de la Unión Europea (UE), Francia e Italia también han enviado medios aéreos a la zona.

Entre las decenas de personas que perdieron su vida al no poder escapar de las llamas se encuentran varios trabajadores de la fábrica textil "Albano Morgado S.A.", ubicada en la aldea de Sarzedas de S. Pedro. Murieron al intentar escapar a pie de la localidad, según recoge el Jornal de Noticias. "Quien se quedó en casa logró sobrevivir. Quien intentó huir, murió", declaraba a este diario luso Ana Morgado, una de las propietarias de este negocio familiar. Idéntica situación vivieron varios matrimonios portugueses, entre ellos el formado por José María y San Gracia, que residían en la Bobadela, municipio de Loures. La pareja esta pasando el fin de semana en la aldea de Vila Facaia y intentaron escapar al fuego huyendo en coche. Fueron cercados por las llamas en la Carretera Nacional número 236.