Los vecinos del tranquilo barrio de Igrexa, en el centro de Chapela, no salían ayer del asombro por el trágico suceso acontecido en el Camiño Pousadouro. "No sabemos qué pudo pasar, esto es una desgracia que nadie se esperaba", lamentaba Leonides Covelo, una mujer que reside en la misma calle a cincuenta metros del lugar de la explosión. Pese a encontrarse en su casa en el momento de la fuerte deflagración, asegura que no escuchó nada hasta que empezaron a llegar los medios de emergencias. "Salí de casa asustada al ver pasar tantos coches con sirenas, nunca vi nada igual, así que me temí que había sucedido algo grave, pero en ningún momento esperaba una tragedia así. Tengo mucha pena porque eran conocidos, llevan toda la vida residiendo en la zona, es una desgracia que ocurran estas cosas", comentaba afectada por el suceso.

Pocos minutos después de la explosión que acabó con la vida de Emilio Fernández Castro, de 47 años, y María José Mateo García, de 52, decenas de personas se agolpaba en las inmediaciones alarmados por el enorme despliegue de medios de emergencias, entre dotaciones de bomberos, ambulancias y efectivos policiales.

Otra residente en el Camiño Pousadouro, Ángeles Duran, observa desde la distancia las tareas de los efectivos de urgencia junto a un grupo de familiares. "Desde mi casa no se escuchó nada, aunque enseguida vimos los coches de bomberos y salimos a la calle. No vimos ni fuego ni humo, así que nos enteramos por lo que publicaban los medios de información y los comentarios de otros vecinos. Esto es una tragedia tremenda, no nos lo podemos creer", señala.

Otro de los residentes del barrio, César Domínguez, se enteró por la radio y acudió al lugar a interesarse por la situación. "La gente comentaba que habían visto a la mujer llegar poco antes a la casa junto al niño, comentaban que venían de la compra, por lo que nos tememos lo peor [después se confirmaría que el niño, que en principio estaba desaparecido, se encontraba en casa de sus abuelos paternos y no en el lugar de la explosión]. Estamos consternados porque estas cosas nunca piensas que vayan a suceder tan cerca. Es algo que nunca se espera, una desgracia inesperada", apunta.

Hasta el lugar también se desplazaron gente de otros barrios de Chapela, alarmados por la situación. Ricardo Casal vio el despliegue de medios desde la alta de la parroquia, en Cidadelle. "Se veían sirenas por todas partes y vine a ver qué estaba pasando", comenta.