Así quedó la casa de Chapela destrozada por la deflagración de dos bombonas de butano. // Marta G. Brea

La deflagración de dos bombonas de butano puede resultar brutal, tal y como sucedió ayer en una vivienda de Chapela donde un hombre mató a su expareja -él también falleció-. En la casa destrozada aparecieron restos de gasolina que se habría esparcido por la estancia, un cuchillo y las gomas de las botellas rotas.

La deflagración de gas butano puede incluso llegar a derribar un edificio, como ocurrió en febrero de 2016 en la calle San Salvador de Vigo, que dejó graves consecuencias: un muerto, varios heridos y más de 60 residentes realojados por los severos daños de la detonación, que arrancó puertas, tiró ventanas y se llevó tabiques por delante. Una fuerza descomunal que provocó que incluso familias de otros inmuebles del barrio notaran cómo se "movían cosas" en sus casas. Este tipo de siniestro no es muy frecuente, pero cuando se produce, los efectos, si concurren una serie de circunstancias, pueden ser fatales. "Desde un incendio hasta una gran explosión que puede hacer venir abajo el edificio, colapsarlo; va a depender del rango de concentración del gas, de las dimensiones del local donde está la bombona, de la ventilación...", resumía Gumersindo Fernández, ingeniero industrial experto en instalaciones, al hilo de lo sucedido en San Salvador.

Si hay una fuga, el nivel de concentración que alcance no tiene control humano. Pero sí el resto de circunstancias. Con una buena ventilación, se minimizan riesgos. "El gran problema es cuando la gente no pone rejillas; o las tapa", señala. Si a esto se añade que la bombona está en una cocina pequeña, con puertas cerradas, los efectos pueden ser muy graves. "La presión puede ser brutal", describe. "Si hay la concentración de gas adecuada, algo tan simple como la carga electrostática de la ropa, el arranque del motor de la nevera... puede causar la explosión", afirma.

Seguridad

Las normas de seguridad impiden en principio que una bombona explote. Para que suceda, necesita ser calentada por las llamas de un incendio próximo, por ejemplo, que eleve la presión interior del gas y acabe reventando la botella. La magnitud de la deflagración depende en buena medida de si la estancia está aislada o de si hay una buena ventilación a través de ventanas o puertas abiertas.

Dos desodorantes estallan tras un fuego en una casa de Beade y derriba sus paredes. // A. Villar

Una de las diferencias entre la explosión de una bombona de butano y de una bomba es que mientras esta última la velocidad de las onda expansiva es superior a la del sonido, en la primera no. En la deflagración el frente de llama avanza a través de la difusión térmica y no por una onda de choque. Sin embargo, el resultado es igualmente brutal, derribando a su paso paredes y reventando tejados.

La deflagración de Beade, multiplicada por 10

Hace unos días, se registraba un accidente en la parroquia viguesa de Beade por la deflagración de dos botes de desodorante. El resultado fue siniestro total: tres tabiques derribados, cristales rotos y un boquete en el techo. Por establecer una comparativa, el efecto de las bombonas sería equiparable al de 20 o 30 botes de desodorante.