Riesgo de fuga y de destrucción de pruebas en un caso en el que aún no se ha dado con elementos clave como el arma homicida y el teléfono móvil de la víctima. Estos dos fundamentos son los que tuvo en cuenta la titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo para decretar el ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza de César Adrio Otero, de 38 años, como presunto autor de un delito de asesinato por el crimen de la joven ingeniera Ana María Enjamio, de 25, con la que trabajaba en la misma empresa y con la que tuvo una relación que ella rompió. Tras cuatro días en los que los investigadores de la Policía Nacional trabajaron sin descanso para reunir el mayor número de pruebas, el detenido, separado y con dos hijos, pasaba ayer a disposición judicial al cumplirse el plazo máximo de 72 horas de arresto. Si en calidad de detenido guardó silencio ante la Policía Nacional, ayer ante la juez sí declaró, aunque sólo a preguntas de su abogado. No trascendió su testimonio de ayer, si bien escasas horas después de los hechos, cuando habló con los agentes como testigo y todavía sin la condición formal de sospechoso, ya negó su relación con la muerte de Ana, señalando que tras la cena de empresa en la que coincidieron ese fatídico viernes se fue a su casa en Candeán, durmió, se duchó y a la mañana siguiente fue a buscar a sus hijos a Vilagarcía, donde reside su exmujer.

Faltaban unos minutos para las nueve de la mañana de ayer cuando un furgón policial procedente de la comisaría viguesa llegaba a los juzgados con el detenido. César Adrio, de profesión ingeniero igual que la fallecida, permaneció casi dos horas y media en los calabozos hasta que dos policías lo subieron al tribunal de violencia de género. "César, César, estamos aquí contigo", dijeron familiares que estaban en la sala al paso del sospechoso, que vestía un jersey con el que se tapó el rostro y un pantalón de chándal.

Al filo de las 11.30 horas arrancaba su comparecencia ante la juez, en la que también estuvo su abogado y dos fiscales. Duró poco más de una hora y sólo respondió a su defensa. Sobre el contenido del interrogatorio judicial hubo mutismo. Todo apunta a que se habría declarado inocente. Y es que lo que ya había trascendido fue lo que manifestó a la Policía cuando el pasado sábado por la tarde -esa madrugada había ocurrido el crimen- declaraba como testigo. Eran los inicios de las pesquisas. Negó desencuentro con Ana en la cena de la noche anterior y señaló que desde el Hotel NH donde se celebró el festejo navideño de empresa se fue a la casa en la que vivía en la actualidad en Candeán. Después, contó, se duchó y esa mañana condujo hasta Vilagarcía para ir a buscar a sus hijos.

Fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) precisaron que por el momento se mantendrá el secreto de las actuaciones -que se declaró este martes, por lo que las partes tuvieron acceso a las diligencias practicadas hasta ese momento- y que César Adrio es "por el momento el único sospechoso" del crimen. Tras declarar ante la juez y recoger el auto en el que se le comunicó la prisión provisional -la misma medida que había reclamado la Fiscalía-, fue derivado a la sede del Imelga para un examen médico forense. Concluidos los trámites judiciales, este vecino de Vigo salía poco antes de las cuatro de la tarde del juzgado en un furgón de la Guardia Civil que lo trasladó al penal pontevedrés de A Lama. En el caso por el momento no se personaron ni acusación particular ni popular, pero la sala ya hizo ofrecimiento de acciones para ello. Dado que el presunto asesino se autolesionó horas antes de su arresto, cortándose en diferentes partes del cuerpo, especialmente en muñecas y cuello, es probable que en prisión se le aplique el protocolo antisuicidios.

El abogado del investigado señaló ayer que no realizará declaraciones, por lo que no trascendió cuáles serán los siguientes pasos de la defensa, como si se plantean ya a corto plazo solicitar la puesta en libertad de su cliente. Contra el auto judicial que decreta la medida de encarcelamiento cabe un recurso específico de apelación que se formaliza directamente ante la Audiencia Provincial de Pontevedra, es decir, sin el paso previo de recurrir ante el mismo juzgado instructor. Tiene además tramitación preferente ya que debe resolverse en un plazo máximo de 30 días.