"Eso no es verdad". Así de tajante se mostró ante los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra un vecino de Tomiño, Ricardo B., después de que el secretario judicial leyese el escrito de la Fiscalía en el que se le acusa de una agresión sexual a una niña de 9 años que en aquel entonces era amiga de su hija. Un delito por el que el Ministerio Público reclama una pena de 14 años de cárcel y 30.000 euros de indemnización para la víctima por daños morales.

El juicio se retomará mañana, pero ayer hubo tiempo para escuchar a una testigo cuyo relato resultó sorprendente. Cuando los magistrados le preguntaron su relación con estos hechos, desveló que "yo sufrí acoso por parte de esta persona", dijo señalando al acusado. Asegura que ocurrió cuando tenía 12 años y acudía a la vivienda del procesado para dar clases particulares a sus hijastros. Dijo haber vivido muchas situaciones cuando menos embarazosas en las que este hombre le daba besos o abrazos y añadió que en una ocasión se acercó por detrás y notó como él restregaba su pene contra la espalda de ella. Nunca puso estos hechos en conocimiento de la Justicia pero cuando la denunciante le relató su caso afirma que "me sentí muy mal, puesto que pensé que si hubiera denunciado quizá hubiera podido haberlo frenado" o impedir "este caso que fue más grave". El juicio continuará mañana con nuevos testimonios.

Los hechos juzgados ayer se remontan al año 2003, aunque la denuncia no se presentó por parte de la víctima hasta el año 2012. Afirma que guardó el secreto durante todo este tiempo "por miedo a la reacción de mi padre". Oculta tras un biombo de su supuesto agresor, la víctima explicó que entonces tenía solo 9 años y que acudía habitualmente a la casa de la hija del acusado a jugar con ella. Afirma que en una ocasión que se iba a quedar en la vivienda del procesado a dormir fue cuando se produjeron los hechos. Visiblemente nerviosa, entre lloros, explicó que en un momento dado fue a una habitación a por un libro de cocina y que el acusado la sujetó, la tiró sobre la cama, le quitó el pantalón y la penetró. Una relación que duró "de 10 a 12 minutos" y en la que la hija del acusado no habría respondido a las llamadas y gritos de auxilio de la víctima. Es más, afirma que cuando el acusado la dejó salir de la habitación se encontró con ella y observó que "estaba riéndose". Él lo niega. Cuando le preguntaron por estas cuestiones dijo que no eran ciertas, que "yo no estoy para andar jugando con niñas" . Parte de su declaración la dedicó a intentar desacreditar a la víctima a la que calificó de "corre ve y dile en el pueblo". Atribuye la denuncia a motivos económicos y cree que esta joven lo pudo denunciar para conseguir una cifra parecida a la que sacó una persona cercana a la denunciante en un caso parecido.