El 27 de octubre un mariscador encontraba de forma casual lo que se iba a convertir en la que, hasta ahora, es la pista más importante en el caso de la misteriosa desaparición de Diana Quer: el teléfono móvil de la joven. El hallazgo supuso un gran impulso para la investigación y el terminal se envió de inmediato al Servicio de Criminalística de la Guardia Civil en Madrid, donde expertos de distintos campos trabajaron sin descanso para recuperar el destrozado aparato, muy dañado por los golpes, el agua y la sal.

No fue fácil, pero la complicada labor que se prolongó durante semanas dio resultados: los agentes han restablecido el dispositivo -un Iphone 6-, lograron por fin desbloquearlo -era un gran escollo ya que la compañía Apple no facilita las contraseñas- y ya pueden acceder a la información que la madrileña guardaba en el mismo.

Aunque el trabajo técnico en relación con el móvil todavía no está finalizado, lo fundamental ya está hecho. Parecía imposible por el estado del teléfono, pero el contenido del Iphone está a disposición de los agentes: mensaje de WhatsApp, llamadas telefónicas, contactos, historial de redes sociales, etc... La clave ahora es analizar toda esa información y determinar si en lo que guardaba Diana en su móvil hay algo que aporte algún indicio o evidencia de lo que le pudo ocurrir aquel 22 de agosto en que se le perdió la pista.

Y es que ya han transcurrido tres meses desde la desaparición de la joven. Desde entonces lo que se pudo determinar es que la chica viajó en un vehículo desde A Pobra -localidad en la que veraneaba y donde aquella noche fue a las fiestas con unos amigos- hasta al menos la cercana localidad de Rianxo, hasta Taragoña, un recorrido que se hizo por la autovía que existe en la zona. Apenas unos minutos antes de las tres de la madrugada su teléfono fue arrojado desde el puente que pasa por Taragoña. ¿Qué le ocurrió a Diana? Las pesquisas avanzan, pero la gran incógnita sigue sin respuesta.