La Audiencia de Vizcaya condenó a un total de 40 años de prisión al ourensano acusado de matar a su mujer y suegra en Abadiño. En concreto, le impone 20 años de prisión por el asesinato de la anciana, 19 por el de su esposa y otro más por un delito de daños en el incendio de su empresa y otras adyacentes. Asimismo, le condena a abonar indemnizaciones por un importe de 240.000 euros a los familiares de las víctimas y por cerca de 195.000 euros a las empresas afectadas por el fuego.

Benito Quintairos fue juzgado el pasado mes de octubre en tribunal con jurado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Vizcaya. Tras la conclusión del juicio oral, el jurado decidió, por unanimidad, declararle culpable de asesinar, con las agravantes de alevosía y parentesco, a su mujer y su suegra en diciembre de 2014. También le consideró culpable de un delito de daños con incendio.

La sentencia recoge como hechos probados que sobre las 18.30 horas del 10 de diciembre de 2014 el ourensano golpeó con un objeto contundente a su esposa en el dormitorio de su domicilio en Abadiño "aprovechando que la mujer estaba acostada en la cama", lo que le provocó "un aturdimiento". Después, añade, le ocluyó las vías respiratorias con la ropa de cama, lo que le ocasionó la muerte por asfixia.

Se considera probado, además, que la mujer "no tuvo ninguna posibilidad de defenderse", teniendo en cuenta la forma en la que se produjeron los hechos.

Posteriormente, Quintairos se dirigió a la habitación de su suegra y, "aprovechando que estaba acostada", la golpeó con un objeto contundente, lo que le provocó una lesión cerebral y el consiguiente "aturdimiento", para después ocluirle las vías respiratorias, lo que le ocasionó la muerte por asfixia. En este caso, se considera que tampoco tuvo "ninguna posibilidad de defenderse" debido a su edad, 88 años, y sus características físicas.

La sentencia añade que, tras lo sucedido en la vivienda, el condenado se dirigió a la carpintería de la que era socio, ubicada en un polígono empresarial de Atxondo, accedió a su interior y prendió fuego al local sirviéndose de un bidón de plástico, "pretendiendo hacer ver que había sido víctima de un delito, pero conociendo que iba a producir un menoscabo patrimonial". El fuego se propagó a dos empresas anexas, que sufrieron daños.