El huracán Matthew, de categoría 4 y con vientos de más de 220 km/hora, se cobró en la jornada de ayer más de un centenar de muertos y miles de viviendas y ciudades destruidas en varios países ribereños del Caribe, con especial incidencia en Haití.

El ciclón, que es el más fuerte en el océano Atlántico en casi una década, continúa su feroz avance y ha puesto en alerta a EE UU, especialmente a Florida, donde el presidenta Barack Obama ya ha decretado el estado de emergencia y cuyo impacto puede ser "potencialmente desastroso". "Podemos llegar a tener una gran cantidad de inundaciones, especialmente en el noreste de Florida, y necesitaremos un equipo de bombeo adicional del gobierno federal", reclamó Rick Scott, gobernador del estado.

Más de 1,5 millones de floridanos residen en zonas consideradas de evacuación obligatoria o voluntaria, pero se desconoce cuántos abandonaron sus hogares antes de la llegada de Matthew. También Georgia y Carolina del Norte y del Sur se preparan a conciencia para la feroz llegada del huracán, prevista para el fin de semana.

Al cierre de esta edición, el ciclón Matthew ya tocó tierra en Bahamas, donde Nassau fue una de las zonas más afectadas por las inundaciones junto a las poblaciones de Yamacraw, Pinewood y Coral Harbour. De seguir con esta dirección y fuerza, West Palm Beach, en la costa sureste de Florida, será la primera gran ciudad estadounidense en notar los efectos de Matthew esta madrugada.

Cuba y República Dominicana, donde se registraron cuatro fallecidos, también sufrieron el ataque del huracán con torrenciales aguaceros, fuertes vientos e inundaciones e incluso peligros de deslizamientos. En estos países ya se han retirado los avisos y alertas por el paso de este ciclón. A pesar de esta retirada, el Departamento de Meteorología advierte de que las áreas de costa siguen siendo especialmente vulnerables, ya que las fuertes marejadas que acompañan al huracán provocan que el mar rebase en varios metros su nivel habitual.