Veintiún días después de la desaparición de Diana Quer, la investigación sigue su curso sin dar por cerrada ninguna hipótesis, desde una marcha voluntaria, que se debilita con el paso de los días, hasta un desenlace trágico del que no se han hallado sin embargo evidencias.

Aún con la investigación bajo secreto de sumario, a lo largo de la semana se ha podido saber que la joven no tenía intención de acudir esa noche del 22 de agosto a la fiesta de la Virxe do Carme dos Pincheiros, pero un mensaje a su móvil le hizo cambiar de idea a última hora.

También se ha confirmado que regresó a su casa de veraneo de A Pobra do Caramiñal la noche de su desaparición, tras despedirse de sus amigas. Allí se cambió el pantalón corto rosa que llevaba por un vaquero largo y salió de nuevo llevándose las llaves, no así su DNI ni su pasaporte o tarjetas de crédito, lo que puede suponer un indicio de que la joven no tenían intención de marcharse, sino de regresar a su domicilio.

Tras salir de la casa, pudo subirse a un coche -se desconoce si motu proprio o a la fuerza- a tenor del análisis del posicionamiento de su móvil, dada la velocidad de su recorrido en relación con los repetidores. El teléfono dejó de tener señal en torno a las cuatro de la mañana de la noche en que desapareció.

Precisamente es el móvil uno de los principales elementos con el que cuentan los investigadores. Las pesquistas, desde un punto de vista técnico, tratan de ahondar en qué teléfonos pudieron conectarse a los mismos repetidores y a la misma hora que Diana. También se están analizando más de 1.500 matrículas de coche de las cámaras de tráfico de la localidad y de la Autovía do Barbanza.

La búsqueda sobre el terreno también continúa y el domingo pasado, operativos de la Guardia Civil, Policía Local y Protección Civil, acompañados también por un helicóptero, rastreaban la zona de A Pobra.

Los investigadores suspendieron las batidas ciudadanas el lunes para evitar que interfirieran su labor y, desde ese día, son los servicios encargados de la investigación los que han continuado con la operación de rastreo, buscando detalles que ofrezcan pistas fiables sobre el paradero de la estudiante madrileña.

Precisamente el viernes se llevó a cabo una batida especial en la que 40 efectivos de la comandancia de la Guardia Civil de A Coruña y el Grupo de Reserva y Seguridad de Pontevedra (GRS) peinaron una zona entre el puerto de Taragoña, en Rianxo, y Boiro, incluido un aserradero abandonado de Monte Beluso, lugar perteneciente a este último concello. Parece ser que es en esta zona, a unos 20 kilómetros de la casa de veraneo de la familia, donde los repetidores de telefonía sitúan el móvil de la joven por última vez.

Por otra parte, la Guardia Civil, según afirmó el padre de Diana, Juan Carlos Quer, tiene en su poder el ordenador y otros objetos pertenecientes a la joven para estudiarlos a fondo y así encontrar posibles pistas que les permitan averiguar su paradero.

También esta semana, la asociación SOS Desaparecidos, un colectivo que da a conocer casos de personas a los que se les ha perdido la pista, activaba su protocolo internacional remitiendo la ficha con las imágenes y la información de la joven a sus delegaciones y colectivos que colaboran con ellos en Portugal, Francia, Suiza, Bélgica, Italia, Grecia y Polonia.