"Yo fui a su casa -en alusión a su expareja- con una botella de champán para felicitarla por su santo y ella me abrió la puerta, me invitó a pasar y me metí en la cocina. Apareció el resto de la familia que quería drogarse a mi costa. Yo no iba a invitarles a drogas, si las tuviera, y se me echan encima con navajitas y tonterías". Esta es la versión que ofreció ayer en el juicio celebrado en Penal 3 de Vigo el vigués Francisco C.A., que el 8 de diciembre de 2013 entró en casa de su expareja y, lejos de marcharse como ella le pidió, se enfrentó navaja en mano al tío, al hijo de la mujer y al nuevo novio de ésta. El fiscal, que inicialmente solicitaba para el acusado 1 año de prisión por un delito de violencia contra la mujer y multa por dos faltas de lesiones contra el hijo y el sobrino de su expareja a quienes habría golpeado, elevó la petición un año más por un delito de amenazas en sus conclusiones finales.

Las versiones de la víctima y sus familiares son muy distintas. Aseguran que ella le tenía miedo y que abrió al puerta creyendo que era su hija. El hijo de la mujer, contra quien ayer se retiraron todos los cargos, explicó que estaba en su cuarto viendo la tele y oyó el portazo y las voces que daba Francisco., mientras su madre trataba de que se fuera. Entonces avisó a su tío para que llamara a la policía. Ya todos en el pasillo, vieron cómo la mujer agarraba la mano de Francisco y sangraba: se la sujetaba porque él tenía una navaja, o un cúter, y ella "quería evitar que apuñalara a los suyos". Mientras la mujer y su hijo intentaban que Francisco no avanzara por el pasillo, el tío volvió a su cuarto y regresó con una navaja, con la que le pinchó en el abdomen, si bien fue una herida leve. "Como vi sangre, defendí a mi sobrina. Pude causar mi ruina pero estaba muy nervioso. No le vi sangrar, hasta que llegó al Policía y me lo dijo", explicó el hombre, para quien el fiscal solicita 3 meses de prisión por un delito de lesiones con instrumento peligroso, si bien aplica las atenuantes de legítima defensa -propia y ajena- y anomalía psíquica.

Francisco no dejó de hablar en alto y hacer gestos al fiscal y a la magistrada, que le advirtió de expulsión en varias ocasiones. "Todo es mentira. Si yo hubiera agredido a alguien ya no estaría aquí. De momento yo tengo una puñalada ¿me quedo con ella?, o lo arreglan ustedes o lo arreglo yo", aseveró en voz alta poco antes de marcharse de la sala cuando entró su expareja a declarar. Todos tienen orden de alejamiento entre sí, lo que no evitó supuestas amenazas de Francisco -que lleva pulsera telemática para alertar a su ex de si está cerca- a toda la familia antes de entrar en la sala.