"Yo tengo una enfermedad que me lo quitó todo, a mi niña que era lo que más amaba, a mi marido, y ahora me va a quitar veinticinco años de mi vida", lamentó entre sollozos la mujer que mató a su bebé de seis meses durante un brote de esquizofrenia paranoide en un hotel de Santiago de Compostela. Marisol Fabiola Raue Ortega pidió clemencia ayer al jurado en su turno de última palabra en la sesión final del juicio que celebra la Audiencia por el asesinato de la niña: "No permitan que mi enfermedad me quite 25 años de mi vida". Momentos antes los forenses habían descartado que la mujer pueda fingir su enfermedad y sostienen que padece "ideación delirante de origen religioso". La Fiscalía sostiene que se trata de un asesinato con la agravante de parentesco, pero aplica la eximente completa de trastorno mental por lo que pide su ingreso en un centro psiquiátrico penitenciario durante 25 años. La defensa pide libertad vigilada con las medidas que considere el tribunal.

Marisol relató que "amaba mucho" a su hija y que aún lo sigue haciendo, un pensamiento constante pues sueña con ella y piensa que la cuida. También quiere saber donde está enterrada para "ponerle flores" ya que no pudo acudir al entierro porque estaba detenida. Concluyó su alegato con un "lo siento".

En la sesión de ayer también comparecieron peritos y forenses. Éstos ratificaron que la pequeña murió por asfixia, después de que se le presionase la zona cervical, provocándole con ello la muerte, y mostraron imágenes de la autopsia ante las que la madre y autora confesa del crimen rompió a llorar.

Las psiquiatras que la examinaron rechazan la posibilidad de que esté fingiendo los síntomas de la esquizofrenia paranoide que padece, al tiempo que han visto en ella una "ideación delirante de origen místico-religioso" que pasa por el hecho de que "cree que tiene una misión" en el mundo.

Una de las psiquiatras del Imelga señaló que el crimen realizado por la acusada "parte de la enfermedad" y que la mujer no pudo "decidir libremente" sobre sus actos, ya que la enfermedad "decidía por ella". De igual manera, la doctora que atendió a Marisol durante los 40 días que estuvo ingresada en el hospital Gil Casares de Santiago, manifestó que está convencida de que sufre una esquizofrenia paranoide, ya que los síntomas son "muy coherentes y persistentes en su persona". Derivada de esta idea delirante, las psiquiatras sostienen que Marisol "llegó a la conclusión" de que debía matar a su hija para "salvar al mundo", tras interpretar "elementos neutros" como una agresión de otro niño como síntomas de que la menor era "el mal".

Asimismo, la acusada les refirió en sus entrevistas que durante el congreso de creencia Gnóstica en el que participaba en Santiago "percibió" de forma telepática que las otras personas que se alojaban en el hotel "le transmitían que su hija era la reencarnación del mal".

Los nueve integrantes del jurado recibirán hoy el objeto de veredicto, que consta de dos preguntas: si consideran acreditado que la acusada dio muerte a su bebé y si estaba bajo un brote agudo de su enfermedad mental.

Marisol admitió la autoría del crimen en su declaración ante el tribunal el primer día de juicio, pero insistió en que lo hizo porque escuchaba voces que le decían que así salvaría "el universo", ya que su hija era "el mal".