Caso Abierto - Faro de Vigo

Caso Abierto - Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Clan de Los Morones

Auge y caída del príncipe de los gitanos: de las vallas a las rejas

Sinaí Giménez, dos de sus hermanos y su padre, patriarca de Los Morones, encarcelados por organización criminal

Auge y caída del príncipe de los gitanos: de las vallas a las rejas

A Sinaí, el más mediático de los hijos de Olegario Giménez Salazar, autoproclamado rey de los gitanos gallegos como descendiente del primero de los Paulos que llegó a Galicia hace más de 200 años, le gusta la fama, la ostentación y hacer las cosas a lo grande -basta recordar su campaña municipal a las últimas elecciones aunque no logró su objetivo de ser alcalde de Vigo-, y también a lo grande -con un centenar de agentes de élite fuertemente armados y con apoyo de un helicóptero y perros especializados- fue su detención y la de la cúpula del clan de Los Morones en sus búnker-chalés de Tomiño el martes pasado.

El 'príncipe' gitano, de 35 años, dejó los estudios muy pronto y aprendió de su padre el negocio de la venta ambulante, no en vano controlan desde hace años las ferias de la provincia de Pontevedra. Actividad que ahora ha llevado a padre e hijo a prisión provisional junto con sus hermanos Saúl y Juan Paulo. El juez imputa a Los Morones delitos de organización criminal, extorsión a vendedores ambulantes, coacciones, blanqueo de capitales, fraude a la Seguridad Social, tráfico de drogas y tenencia ilegal de armas.

Si bien los morones se iniciaron en la venta ambulante, han diversificado sus negocios desde organización de eventos, a compraventa de vehículos. En su día hasta quiso poner en marcha una cooperativa de cobros a morosos a cargo de mujeres gitanas. Criado entre payos, primero en Teis donde la familia medró y adquirió un chalé en A Guía, y después en Amorín en Tomiño, donde fueron detenidos, Sinaí descubrió la importancia del asociacionismo y no dudó en aprovecharlo para su proyección social.

Manipulador y con un gran don de gentes, al frente de la Sociedad Gallega Gitana se erigió en activista contra la xenofobia y en defensor de las causas gitanas, lo que le llevó a ser recibido por políticos y altos cargos de las administraciones con quienes le gusta fotografiarse. Su influencia se extiende también a la Asociación de Empresarios y Comerciantes de Galicia, cuyo portavoz es Miguel Ángel Valverde que compatibiliza el cargo con el de secretario de la casa real gitana de Olegario Giménez. Pero ha sido la Plataforma de Cooperativas de Trabajo Asociado la que finalmente le ha llevado a prisión provisional.

La presunta "extorsión" a los ambulantes, que pagarían unos 150 euros al mes por pertenecer a la cooperativa y otra cantidad a mayores cuando ocupan el puesto, se hizo insoportable para los bolsillos de los ambulantes zamoranos cuando en 2014 empezaron a recibir mensajes de la Seguridad Social avisándoles de que se les había dado de baja como autónomos al no pagar. Ese dinero, según denunciaron en su día, lo abonaban en mano a la familia del Morón, que según creían se encargaba con una gestoría de pagar los tributos de todos. Sinaí negó públicamente que se extorsionara a nadie. "De los más de 300 ambulantes zamoranos que existen en Galicia solo cotizan por sus puestos unos 50, los demás se camuflan entre los legales".

El "príncipe gitano" responsabilizó del enfrentamiento a cuatro pastores evangélicos que aseguró fueron expulsados por "traidores" en aplicación de "la ley gitana". Lo cierto es que más de 400 zamoranos que formaban parte de la cooperativa de vendedores abandonaron Porriño entre graves amenazas. No era su primer éxodo.

El conflicto entre morones y zamoranos se zanjó un mes después con la mediación del fiscal superior de Galicia, Carlos Varela en un acuerdo que firmaron los cuatro pastores evangélicos y Sinaí Giménez por la Sociedad Gitana. Sinaí se comprometía a dejarles trabajar libremente "sin coacciones" y los zamoranos renunciaban a ir al juzgado.

Pero la paz duró poco, porque además de dictar destierros, controlar mercadillos y dictar su propia ley, una boda a la que se opusieron los morones desencadenó la reyerta del mercadillo de Cangas el pasado 16 de octubre. Sinaí, uno de los seis heridos, aseguró que se lastimó él mismo con una barra de hierro al tratar de defender a su madre, Flora, también imputada ahora por extorsión aunque quedó en libertad con cargos igual que las otras mujeres detenidas del clan. "Va haber muertos", advirtió entonces el líder de los morones.

Cangas se convirtió en la espoleta de una espiral de violencia que alcanzó su mayor gravedad una semana después con una emboscada a tiros a varios vehículos de zamoranos a la salida del mercadillo vigués de Coia y que se saldó con un herido. La Policía sospecha que la emboscada fue contratada a sicarios pero ninguno de los testigos ha facilitado datos para identificar a los responsables.

Este ha sido siempre el principal problema de la justicia para actuar contra los morones, que incluyen entre sus abogados a mediatices letrados como Marcos García Montes y José Luis Gutiérrez Aranguren. No hay testigos, o si los hay se retractan al llegar a juicio. De repente las víctimas no recuerdan o no pueden identificar al agresor: desde un vendedor ambulante que recibió una paliza hace años, a un abogado atacado a las puertas del juzgado de Tui.

La biografía familiar de Olegario y sus hijos tiene un largo recorrido judicial pero escasas condenas. Las fuerzas de seguridad sospechan que compran económicamente a quien pueden, y cuando el dinero no surte efecto acuden a las amenazas y coacciones a través de miembros de la "guardia real" de la casa.

Aficionado a los coches de lujo -al ser cazado al volante de un porsche sin carné aseguró que se había dejado en casa la documentación-, al cante flamenco y a la buena vida, Sinaí pasa ahora las horas en una celda de aislamiento en el penal de A Lama, igual que su hermano Juan Paulo. Están en celdas individuales con los presos más peligrosos y sólo tienen 4 horas para salir al patio, de uno en uno. Instituciones Penitenciarias persigue así preservar la integridad de los dos morones frente a otros internos zamoranos (que son ya gallegos de tercera generación aunque sus antepasados llegaron de Castilla) clan con quienes mantienen un vendetta desde hace años.

Acostumbrado a mandar y a que le obedezcan, en 2013 un juez de Pontevedra expulsó a Sinaí de la sala por alborotar y llamar racista a un abogado. Juzgaban a su hermano Juan Paulo por detención ilegal y lesiones a un ingeniero y a un becario a los que, dijo haber confundió con quienes días antes habían asaltado la casa del rey de lo gitanos. Alegó arrebato y reparación del daño porque había depositado la indemnización para las víctimas. Éstas afirmaron que les encañonó y les dijo: "soy asesino profesional, lo que tengo que hacer es pegaros dos tiros y enterraros".

Compartir el artículo

stats