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El idílico refugio virtual del vigués que vivía entre basura

Expertos afirman que nunca se toparon con un caso de síndrome de Diógenes de esta índole: "Sorprende el uso de Facebook y que es joven"

Una red social en la que se presentaba con "lindas" fotos | Vivía entre basura, pero en Facebook José Ángel ponía imágenes de bonitos paisajes, animales, corazones o flores. Fotografías "lindas", como él las definía ante sus amigos virtuales. Solo en una de las casi 240 fotos de perfil mostró su rostro.

Corazones, flores, frases enfatizando la amistad y el amor, imágenes idílicas de perros y gatos, crespones negros en solidaridad con tragedias que conmocionaron al mundo, bonitas instantáneas de la ría de Vigo y de las islas Cíes... Todo esto es lo que se fue sucediendo en las 239 fotos de perfil que, a lo largo de más de cinco años, fue colgando en su Facebook José Ángel T.G., el vigués al que este miércoles encontraron muerto atrapado entre la ingente cantidad de basura y enseres inservibles que acumulaba en su casa de la parroquia viguesa de Alcabre. Su vida real era la de un solitario y arisco vecino, pero en su refugio virtual no se podía adivinar ni ese extremo aislamiento ni tampoco ni un solo rastro de las bolsas de desperdicios por las que difícilmente se hacía hueco en su vivienda. Lo que acumulaba en la red social era amigos: más de 3.500 de muy variados puntos de España y también del extranjero. Personas a la que pedía amistad y con algunas de las cuales conversaba, dándole los "buenos días", charlando de las "lindas" imágenes que colgaba, agradeciendo los comentarios que le hacían a esas fotos o denunciando los "asesinatos" de animales.

El caso de este vecino de Vigo de 51 años, cuyo cadáver todavía no había sido reclamado por nadie hasta este viernes, ha sorprendido a los expertos. Porque algunas de sus características nada tienen que ver con las que se esperarían encontrar en una persona con síndrome de Diógenes, como se conoce a los que acumulan, como hizo durante años José Ángel, objetos y basura. "Sus vecinos lo describen como solitario y huraño, condiciones que se dan en estas personas; por eso lo que más me sorprende es la enorme actividad que ese hombre tenía en las redes sociales; es el primer caso que veo de estas características, ni nunca me lo encontré en mi experiencia profesional ni leí ninguna referencia de ningún otro", afirma Juan Fernández Hierro, psiquiatra que desarrolla su labor en el Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.

Si la cuenta de Facebook con la que se abría al mundo virtual es algo "atípico", el especialista también ve excepcional topar esta conducta de juntar efectos y desperdicios en una persona de su edad. "Tenía 51 años, es joven; este problema suele presentarse en personas de avanzada edad y es más frecuente en viudos que en solteros", explica, añadiendo que si alguien desarrolla síndrome de Diógenes -un problema que como otros psiquiatras aclara que en sí mismo no es una enfermedad- "lo normal es que haya alguna patología subyacente".

"Lo que está claro es que no es un anciano con demencia. Su actividad en Facebook evidencia que está en contacto con noticias, de ahí las fotos en solidaridad con atentados terroristas", afirma Fernández Hierro, viniendo esto también a colación de afirmaciones de amistades virtuales -como la mujer de Tenerife cuya alerta permitió hallar el cadáver- que lo definían como "inteligente" , "informado" y alguien con el que se podía "hablar de todo". "Las imágenes de perfil con frases hechas y tono melancólico, las de animales que denotan sensibilidad...; parecen apuntar, con las reservas de que no conozco el caso, a un cuadro depresivo", indica.

Lazos

Con su casa llena de basura y aparentemente sin lazos sociales en su día a día, José Ángel se refugió en una realidad virtual. "Los apoyos de los que carecía los buscaba en internet", considera este psiquiatra, sorprendido también de que su caso no saltase a la luz antes a través de los vecinos o los servicios sociales, algo habitual en personas con síndrome de Diógenes.

A propósito de este caso el sociólogo Jorge García Marín advierte por su parte de la acusada deriva actual hacia "las tecnologías" . "Nos comunicamos a través de pantallas y perdemos ese otro factor de socialización", considera el experto, apuntando que para mucha gente "vivir a través de una realidad virtual", desarrollar una second life, "es más fácil que presentarse a sí mismos". Y resume: "En el caso de este hombre ahí, en internet, no le tenía que enseñar su casa a nadie".

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