Penas que suman 10 años y seis meses de prisión. Esta es la condena impuesta a Óscar S.E. por el atraco de una farmacia en Vigo en 2012, donde intimidó a la empleada con un cóctel molotov y la amenazó con incendiar las instalaciones si no le daba el dinero de la caja registradora. Huyó con un botín de 325 euros y los Tedax de la comisaría y la Policía Judicial localizaron el artefacto en un contenedor próximo y obtuvieron datos para identificar al ladrón, al que su ADN vinculó a otros dos asaltos a cuchillo en el mismo supermercado de Coia que estaban sin esclarecer. Tres delitos por los que fue juzgado en el mismo procedimiento y por los que ha sido condenado aunque negó cualquier participación en ellos.

Precisamente las huellas dactilares localizadas en la botella de cristal que utilizó para el falso cóctel molotov (posiblemente agua con jabón aunque llevaba un trapo a modo de mecha y un cable como detonador) y los restos biológicos que había en una pequeña bolsa riñonera que perdió en la farmacia, permitieron su identificación. También el ADN fue clave para resolver los dos asaltos al supermercado DIA de la calle O Grove, pues coincidía con los restos hallados en la ropa que utilizó durante el robo y de la que se desprendió a pocos metros cuando huía.

La magistrada del Juzgado de lo Penal 3 de Vigo condena a Óscar S.E. a dos penas de 4 años y 3 meses de prisión por los delitos de robo con intimidación y uso de arma en el supermercado y le aplica la agravante de disfraz. En cuanto al robo en la farmacia le impone 2 años de prisión por un delito de robo con intimidación. Además debe indemnizar a la Distribuidora Internacional de Alimentación SA en 634,58 euros más los intereses correspondiente por el dinero que se llevó del supermercado. La sentencia no es firme y hay cinco día para recurrirla en apelación ante la Audiencia de Pontevedra.

El fallo considera probado que el 23 de noviembre de 2012, sobre las 19.50 horas, Óscar S.E. entró en el supermercado DIA de la calle Grove, con la cara tapada con una "palestina", y navaja en mano exigió a una empleada el dinero de la caja, llevándose 308,62 euros. Apenas quince días después, sobre las ocho de la tarde, entró en una farmacia de la Avenida de A Florida con una botella con un líquido y una mecha a modo de cóctel molotov e hizo amago de prenderle fuego con un mechero si no le daban el dinero de la caja registradora. La empleada le entregó 325 euros. El atracador reaparecía en 18 de enero de 2013 en el mismo supermercado de la calle O Grove. Al verle tapado con una "palestina" y cuchillo en mano las empleadas intentaron refugiarse en el almacén, pero alcanzó a una de ellas y le obligó a abrir la caja registradora, obteniendo 265,96 euros.

El ladrón logró huir sin problemas en las tres ocasiones, pero dejó demasiados flecos sueltos que facilitaron su identificación a la Policía Nacional. Así, la empleada de la farmacia vio como arrojaba a un contenedor el supuesto artefacto incendiario y localizó una riñonera que se le cayó dentro del establecimiento cuando huía. La botella tenía sus huellas dactilares y el tapón y la riñonera restos biológicos suficientes para extraer ADN.

Una empleada testigo de los dos atracos del supermercado reconoció por la voz y el modo de actuar que el ladrón era el mismo, si bien no pudo verle la cara ya que iba cubierto con una "palestina". Pero un vecino de la zona vio al ladrón cuando salía y comprobó que iba quitándose prendas de ropa que después recuperó la policía en un callejón a unos 50 metros del establecimiento. La ropa coincidía con la descripción del asaltante facilitada por los testigos: una chaqueta polar de color verde y un gorro con orejeras de color granate. El laboratorio de la Policía obtuvo el perfil genético de un varón, por entonces anónimo, que conocía con las muestras del robo en la farmacia. Posteriormente, según la sentencia, se recogieron muestras biológicas del acusado en el seno de otro procedimiento judicial para su cotejo.