La Audiencia Provincial de Pontevedra ha dado vía libre al juicio de la red de narcos atribuida a Marino G.J., el menor de los hijos del rey de los gitanos, al desestimar los recursos de los abogados de los procesados, que ahora tendrán que presentar los escritos de defensa. La vista oral podría celebrarse antes del verano. La banda fue desarticulada por la Policía Nacional hace dos años en una gasolinera de Mos cuando supuestamente pretendían robar un alijo de medio kilo de cocaína a dos arousanos.

El presunto cabecilla de la banda compartirá banquillo con otras seis personas, entre las que destaca Enrique P.M., un agente de la Guardia Civil destinado en el puesto de Mos y que fue arrestado de uniforme y en el coche patrulla. La Fiscalía le otorga una "función esencial" en la red ya que era el encargado de "simular" un control policial fraudulento que permitiría apoderarse de la droga, valorada en 56.000 euros, sin pagar nada.

El fiscal delegado Antidroga de Pontevedra, Luis Uriarte, pide para los siete procesados penas que suman 60 años y medio de prisión y algo más de un millón de euros en multas.

La pena más alta se solicita para el hijo del rey de los gitanos:12 años de prisión y multa de 170.000 euros. Además del delito contra la salud pública y el de integración de grupo criminal que la Fiscalía le atribuye a él y a sus supuestos compinches, incluido el guardia civil, Marino está acusado de tenencia ilícita de armas pues en el registro de su domicilio en Tomiño se intervinieron un revólver de fogueo y una pistola Taurus para la que carecía de licencia.

El resto de los supuestos integrantes de su banda se enfrentan cada uno a penas de 9 años y medio de cárcel y 160.000 euros de multa. En este grupo se encuentra el agente del Instituto Armado, de 46 años de edad; marcos G.B., de 36; Alfredo I.G., de 56; y Alfonso P.C., de 33 años. Con ellos también irán a juicio los arousanos a los que supuestamente iban a robar la cocaína: Modesto D.A., de 34 años y el único al que se le atribuye reincidencia y para el que se piden 6 años de cárcel y 160.000 euros de multa, y Benito O.O., de 42 años, que afronta 4 años y medio de cárcel y la misma multa que el anterior.

La Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la comisaría de Vigo llevaba meses investigando a la red de narcos en una operación coordinada por la magistrada del Juzgado de Instrucción 3 de Vigo, Marisol López. Los arrestos se precipitaron cuando tuvieron constancia de que iba a producirse el robo del alijo.

El fiscal sostiene en su escrito de acusación que en enero de 2014 Marino J.G., con al agente así como Marcos, Alfredo Alfonso, "formaban parte de un grupo de personas" que "con un claro reparto de funciones y cometidos", desarrollaron "actividades tendentes a cometer un delito de tráfico de drogas con el fin de hacerse con una importante cantidad de cocaína, que destinarían al tráfico ilícito, repartiéndose entre ellos las ganancia económica que pretendían obtener".

los gitanos, sostiene el Ministerio Público, "ocupaba una posición preponderante y jerárquicamente superior" en la red, mientras que el guardia civil, añade, "desempeñaba una función esencial" al proporcionar a la banda "su condición" de agente para cometer "las actividades ilícitas".

El fiscal concreta que los imputados diseñaron "un plan" encaminado a sustraer una partida de cocaína a otros narcos, es decir, obtenerla gratis. Y el grupo supuestamente planeó que Enrique P.M., aprovechándose de su "condición" de agente, simularía un control de la Guardia Civil que interceptaría en la carretera a los vendedores de la droga para así poder hacerse con el alijo.

Así, siempre según el escrito del fiscal, el día 16 Marino y Alfredo, en un Opel Astra, y Marcos y Alfonso, en un Audi A8, fueron a Poio. Allí era donde Marcos había quedado con los vendedores de la droga, los arousanos Modesto y Benito, que iban en un Volkswagen Passat e ignoraban la intención de los compradores de asaltarlos y conseguir así gratis el alijo.

Marcos se subió en el coche de los aurosanos para acompañarlos hasta el punto del intercambio, en la gasolinera de Os Valos. Allí ya esperaba el guardia civil: en coche oficial y uniformado, dio el alto al coche de los arousanos "exhibiendo su arma reglamentaria" con el fin de "sustraer" la cocaína que llevaban, dice el fiscal. Pero el asalto se frustró. La Policía Nacional, que iba tras los pasos de la banda, abortó el plan con un espectacular operativo y se incautó del alijo de 557 gramos de cocaína. Con el agente acusado estaba otro guardia civil, contra el que la causa se archivó al probarse que no estaba al tanto del ilícito plan en marcha.