Los responsables de la empresa municipal Madridec y los socios de la promotora Diviertt se enzarzaron ayer en un cruce de acusaciones por la responsabilidad de la seguridad interior del Madrid Arena y todos ellos han negado dar la orden de abrir el portón por el que se colaron 3.000 personas que hacían botellón fuera, lo que provocó la avalancha en la que fallecieron cinco chicas.

Ayer declararon el director general de Diviertt, Santiago Rojo, el jefe de personal, Miguel Ángel Morcillo, y Francisco del Amo, coordinador de proyectos de Madrid Espacios y Congresos (Madridec). Los tres admitieron que no hubo una reunión con Seguriber ni con la Policía Municipal sobre la seguridad, si bien Del Amo habló de un encuentro con Flores para discutir el aforo. El abogado de éste último, al salir de la sala, dijo que Diviertt quería más gente en la pista porque el dj Steve Aoki quería lanzarse en lancha neumática sobre el público y no había personas suficientes.