La muerte de Silvina Rodríguez, de 33 años, a manos de su pareja, Pedro Antonio Rodrigues, de 55, que ocultó el cadáver en un armario y después se suicidó, es ya un caso policial resuelto y muy pronto será también un caso cerrado en el Juzgado de Violencia contra la Mujer de Vigo. Las autoridades portuguesas han confirmado las identidades de ambos y el informe preliminar de la autopsia avala que la mujer falleció de una paliza, víctima de numerosos golpes -ninguno con relevancia especial que determinase su muerte- y sin que el agresor utilizase objeto contundente alguno.

Los forenses también confirman que la víctima llevaba entre 3 y 4 cuatro días muerta cuando la Policía halló su cadáver oculto en un armario de la habitación alquilada que compartía con Pedro Rodrígues en un edificio de la Avenida do Fragosos el pasado lunes por la tarde. El hombre, según los informes de la autopsia, falleció por una ingesta voluntaria de medicamentos posiblemente el domingo.

Todo apunta que el homicida convivió dos días con el cadáver de su pareja oculto en el armario para que su compañero de piso no lo viera y con la posible intención de llevárselo a otro sitio. De hecho, el cuerpo de Silvina había sido "embalado" como si fuera a ser trasladado, como pudo comprobar la comisión judicial. Esto llevó inicialmente llevó a pensar si Pedro Rodrigues contaba con la colaboración de una tercera persona, extremo que la investigación descarta completamente. Se sospecha que ante la dificultad que tenía para poder cargar con el cuerpo, bajar los cuatro pisos del inmueble y deshacerse del cadáver el hombre optó por quitarse la vida.

Las autoridades lusas han confirmado que las identidades de ambos se corresponde con sus respectivos DNI y la comisaría de Vigo ya ha avisado a sus familias para comunicarles que pueden preparar los sepelios una vez que los forenses acordaron al entrega de los cuerpo y el juzgado ha autorizado los entierros.

Los datos preliminares de las autopsias vienen a ratificar el desarrollo de los hechos que marcó la investigación policial. Silvina y Pedro bajaron la noche del jueves a tomar unas cervezas en la terraza de una cafetería próxima a su domicilio. Allí discutieron y él la abofeteó. La mujer se marchó a su casa y poco después la siguió su novio. En el domicilio se desarrolló una fuerte bronca y la mujer recibió una paliza que causó su muerte. Al día siguiente los vecinos alertaron a la Policía y a una ambulancia porque Pedro estaba ebrio y muy alterado, y se había caído por las escaleras. El sábado, de vuelta en su casa bajó a un bar a buscar tabaco. Nadie volvió a verle hasta que el lunes por la tarde su compañero de piso, preocupado porque no le oía, entró en su habitación y lo encontró muerto. Avisó a la Policía y los agentes encontraron la nota inculpatoria en al que decía que había matado a Silvina. Los agentes encontraron el cuerpo escondido en el armario.