La Audiencia Provincial de Pontevedra cerró ayer la cuarta jornada del juicio contra el denominado clan Roma con la declaración de los agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera al frente de la investigación que permitió evitar una descarga de más de tres toneladas de cocaína en la costa de Cabo Udra.

Los mandos de Aduanas insistieron en que el astillero luso Vianapesca, cuya titularidad real atribuyen al cabecilla confeso de la red, el arousano Ramiro Vázquez Roma, construía lanchas que luego se dedicaban al narcotráfico. En las instalaciones de la firma encontraron embarcaciones que, por sus características, creen que su único destino era este tipo de negocio ilícito. Las dos halladas con la droga en A Mourisca y en O Grove también procedían de este astillero.

Uno de los veinte acusados, el gerente de Vianapesca, Jorge Lorenzo, negó ante el tribunal que el astillero y él mismo construyera las lanchas con el fin específico de dedicarlas al narcotráfico; no obstante, los agentes rebaten esta versión y situaron a Lorenzo como un testaferro de Vázquez Roma al frente de esta empresa. Aseguraron que era Vázquez Roma quien tomaba las decisiones empresariales: "Daba órdenes y era quien decía qué era lo que había que hacer". Además, creen que Lorenzo sabía a qué se dedicaban las lanchas y de los negocios ilícitos de Roma dado que ambos hablaban por teléfono utilizando la jerga habitual del narcotráfico con claves como las de "guerra" para referirse a las lanchas para el negocio "ilícito" frente al resto o decir que se necesita "vino" para referirse al combustible.