Los siete acusados de haber secuestrado a un joven en el barrio coruñés de Matogrande negaron ayer su participación en los hechos. Algunos de ellos aseguraron incluso que no habían visto a la víctima y que no sabía que estaba retenida en el maletero del coche en el que supuestamente fue trasladada y que fue abandonado en la A-6 tras sufrir un accidente. La Fiscalía demanda al tribunal de la sección primera de la Audiencia Provincial, que acogió ayer el primer día de juicio, que uno de los procesados sea condenado a diez años de prisión y el resto, a nueve.

El juicio estaba previsto para marzo pero fue suspendido porque la víctima no fue localizada. Finalmente, después de que la Administración intentase sin éxito comunicarse con el hombre, de origen camerunés y con último domicilio conocido en Madrid, las sesiones en la Audiencia comenzaron ayer.

Los hechos ocurrieron en 2004 y, según la Fiscalía, los procesados quedaron con la víctima en una cafetería del barrio coruñés, convenciéndola para que se subiese al automóvil de uno de ellos para "hacer negocios". Una vez que entró en el coche, dice el fiscal, lo encerraron y lo trasladaron contra su voluntad hasta una casa en una parroquia de Pontedeume. El Ministerio Fiscal considera probado que lo agredieron física y psicológicamente y que, después, lo introdujeron en el maletero de un BMW, donde lo dejaron abandonado tras tener un accidente en la autovía del Noroeste, a la altura del municipio lucense de Baralla.

Todos los acusados se declararon inocentes de los hechos. Algunos, según declararon ayer, aseguraron que ni habían estado en la vivienda eumesa en la que supuestamente habían retenido y agredido al joven, como tampoco sabían que estaba en el maletero. De hecho, coincidieron en argumentar en que formaban parte de una caravana de automóviles que se dirigía a Madrid para llevar un coche para vender y que, como no tenía seguro, se encontraban realizando labores de vigilancia por si les paraba la Guardia Civil.

El primer hombre en declarar, propietario del coche accidentado, aseguró que la víctima no fue atada. Desconocía el motivo del viaje, que realizó porque se sentía "presionado", argumentó. En la misma línea declaró el conductor de otro de los automóviles del convoy, que dice que ni siquiera sabía que había un hombre en un maletero y que viajó porque, debido a la irregularidad del coche que se iba a vender, tenían que estar alerta. El procesado de quien el fiscal piensa que cobró por participar en el supuesto secuestro se negó a declarar porque, argumentó, no se acuerda de lo que ocurrió hace once años. Y otro acreditó que estaba en un centro sanitario en el momento de los hechos.