"Yo no he hecho nada". Fue lo único que dijo Miguel Ángel Muñoz Blas cuando le pusieron, a eso de las cuatro de la tarde de ayer, una pistola en la cabeza y una porra en el cuello, en la terraza del bar Centro del pueblo astur de Grandas de Salime. "Eso lo veremos", le dijo uno de los inspectores que estaban deteniéndole en ese momento. Los peregrinos del Camino de Santiago que había alrededor miraron la escena con estupefacción . "Lo sentimos, pero es muy, muy peligroso", se justificaron los agentes, antes de esposarlo y llevarlo a las cercanas dependencias de la Policía Local, en los bajos del Ayuntamiento.

Fue allí donde Miguel Ángel Muñoz, un vecino de Castrillo de los Polvazares, soltero y de 39 años, confesaba poco después donde se encontraba el cadáver de Denise Pikka Thiem, la norteamericana desaparecida el pasado 5 de abril tras salir de Astorga, para realizar una nueva etapa del Camino de Santiago en dirección a El Ganso. El día 20, un hermano de la mujer acudió a España para denunciar su desaparición.

Desde Grandas, un helicóptero condujo a Muñoz de regreso a León, al punto donde se deshizo del cuerpo. Los agentes encontraron el cuerpo por la noche en la finca de las afueras de Castrillo, donde el detenido vivía en una cabaña. Estaba, según fuentes policiales, en avanzado estado de descomposición, hasta el punto de que era imposible saber si se trataba de un hombre o una mujer. Terminaban así más de cinco meses de incertidumbre y angustia para la familia de esta mujer de 41 años, residente en Phoenix (Arizona). Todo un senador de los Estados Unidos, el republicano John McCain, llegó a pedir por carta al presidente Mariano Rajoy la intervención del FBI para localizar a la desaparecida.

El lugar donde se encontró el cadáver era uno de los que la Policía estaba peinando en busca del cadáver de la norteamericana de origen asiático. En las próximas horas se le realizarán pruebas biológicas para determinar si realmente se trata de Denise, aunque todo apunta en esta dirección.

Miguel Ángel Muñoz, nacido en Madrid en 1976 -hay quien asegura que tiene raíces riojanas-, había llegado a Grandas poco después del mediodía, junto a cinco peregrinos que realizaban el camino primitivo de Santiago. Venían desde Berducedo, a unos 25 kilómetros de la capital grandalesa. A eso de la una y cuarto de la tarde se inscribieron en el albergue El Salvador, en la carretera que baja hacia Navia. Según indicaron miembros del grupo, entre quienes se cuenta un danés, un alemán y un mexicano, Muñoz aseguraba que había hecho el Camino de Santiago varias veces. Nada hacía imaginar a los peregrinos que compartían el camino con este hombre "afable, noble, con un toque hippie", según le describieron quienes caminaban con él, que fuese la misma persona que había huido de la localidad leonesa de Castrillo, a mediados de esta semana, coincidiendo con el fuerte despliegue de la Policía.

La Policía buscaba a Muñoz sin descanso desde mediados de esta semana. Su comportamiento extraño y violento -los vecinos aseguran que salía a por peregrinas, a las que molestaba con insultos- condujeron las sospechas hacia él. En Grandas cometió su principal error: sacó dinero de un cajero electrónico. A los peregrinos que estaban con él les dijo que la tarjeta no le había funcionado y que había sacado dinero con una cartilla.

Este movimiento de dinero fue detectado por la Policía de inmediato y saltó la alarma en Asturias. Hacia Grandas se dirigieron dos inspectores de Luarca y varios agentes de la Jefatura Superior de Policía de Oviedo. Los agentes, vestidos de paisano, pasaron previamente por el albergue de peregrinos, para confirmar si se trataba del que buscaban.

Encontraron al sospechoso en la terraza del café-bar Centro, un lugar de mesas y sillas de plástico, junto a la Colegiata del Salvador. Muñoz se había sentado junto a un barril de adorno, con otros peregrinos. Había llegado a la terraza a eso de las dos y media, según Raúl Camacho, propietario del bar. "Pidieron unos bocadillos y poco antes de que llegase la Policía había pagado, con otro, la comida de todos", dice el hostelero. Acababa de pedirse un dulce cuando le pudieron las esposas.

Muñoz no llevaba móvil, una buena estrategia para mantener a la Policía a ciegas. Había aprendido la lección de Sergio Morate, el presunto asesino de las dos jóvenes de Cuenca, localizado en Rumanía por la señal de su teléfono. Pero no se dio cuenta de que las fuerzas de seguridad tienen otros medios para localizar a los sospechosos. El mayor error de Muñoz fue dirigirse, antes de ir a comer, a un cajero automático para sacar dinero.

Grandas se llenó de repente de agentes del Cuerpo Nacional de Policía, de la Guardia Civil, de unidades especiales llegadas desde León. El juez autorizó a los agentes a trasladar al detenido a la provincia de León, que es donde se estaban llevando a cabo los trabajos de investigación. Un helicóptero recogió al detenido en Grandas y lo condujo a Astorga, localidad a la que llegó a las siete menos cuarto de la tarde. Según fuentes cercanas, el detenido pasó a disposición judicial, no sin antes dar detalles del punto donde se encontraba el cadáver en la finca en la que reside.

Una portavoz del Albergue de Peregrinos de Castrillo, en declaraciones a "Europa Press", explicó que el sospechoso, que no es natural del pueblo, sino llegado de fuera hace unos tres años, vive solo y cuenta en la finca con una huerto y un pozo. En la finca, situado entre Castrillo de los Polvazares y Santa Catalina, una zona de monte bastante solitaria, instaló una casa prefabricada de madera. Todo son habladurías sobre este extraño individuo, del que algunos vecinos estaban convencidos que sufría algún tipo de enfermedad psiquiátrica. Hay quien asegura haberle visto caminando con un pasamontañas desde el cementerio de la localidad. Hay quien dice que cortó los árboles de un familiar tras una discusión sobre una propiedad. Otros aseguran que fue pillado robando manzanas.

Una vecina aseguró a Europa Press que no estaba sorprendida de su detención, ya que, según relató, la Policía sabía que hace tiempo "salía a las peregrinas que pasaban por aquí y dicen que las insultaba. Una persona que vive ahí en el monte de esa manera me da qué pensar, además de que se comenta que tiene muy mala leche".

Las fuerzas de seguridad habían reactivado a mediados de esta semana la búsqueda de la desaparecida, con un amplio dispositivo policial, con medios aéreos, unidades de Policía Judicial y de Seguridad Ciudadana, además de efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que trabajaban sobre un mapa de puntos clave para precisar las pesquisas.