"Eran expareja. Diego ya no era su compañero sentimental, la molestaba y acosaba desde que Divina puso fin a la convivencia. Se plantaba enfrente de su casa y la llamaba en cuanto veía que estaba sola. Muchas veces ella no contestaba, otras le dejaba subir a casa o se tomaba con él un café por la zona, porque era un pesado y le tenía aprecio", explican en el entorno de la víctima del crimen machista de Vigo.

Divina Mendes, una brasileña de 46 años, llevaba más de 15 años en Vigo y había conseguido la residencia permanente. Su obsesión era el bienestar de sus dos hijos, una chica que la hizo abuela no hace mucho en Vigo y que ahora vive en Brasil, y un chico de 21 años que residía con ella.

La mujer era la principal fuente de ingresos de su familia, que ahora se queda sin sustento. "Durante años trabajó en todo lo que pudo, incluso en la prostitución, y ahorró todo lo posible para garantizar la estabilidad económica de los suyos. Nunca tuvo problemas, era seria y reservada, vivía volcada en sus hijos y ahora también en su primer nieto al que ayudó a criar mientras su hija estaba en Vigo", explican en su entorno. "No fue a Galicia a hacer nada malo a nadie, solo quería una vida mejor para mí y mi hermano", refleja su hija en las redes sociales desde Brasil.

La repatriación del cuerpo de Divina a su país, valorada en 8.000 euros, preocupa a su familia. El Gobierno de Brasil asume la cremación, pero sus hijos quieren llevarse el cuerpo para enterrarlo allí y la Xunta les ha ofrecido su ayuda.

Agradecemos a la xunta de Galicia, al Ayuntamiento, al concello de vigo y a todas las personas que están ayudando a mi...Posted by TODOS Por Divina Mendes on Miércoles, 9 de septiembre de 2015