Si el cielo del sur de Galicia se tiñó de gris no fue sólo producto de los fuegos que se produjeron en la comunidad gallega.

Toda la zona de las Rías Baixas quedó cubierta bajo el oscuro humo de los fuegos portugueses durante toda la jornada de tarde de ayer.

Dos grandes incendios en el norte de Portugal, ayudados por la acción del viento, dejaron su seña en forma de humo en Vigo y Pontevedra, sobre todo en los municipios de A Guarda y Tomiño.

La ciudad más afectada por los incendios fue Viana do Castelo. En esta villa lusa se registraron los dos focos más importantes, uno en Covas, municipio de Vila Nova de Cerveira, y otro en Caminha. Según fuentes de protección civil y bomberos de Viana do Castelo, las labores de extinción son "muy complicadas y duras" debido a la fuerza tanto del viento como del propio fuego, que cogió mucha velocidad.

Monçao, también en Viana do Castelo, es otro de los más afectados con tres focos activos.

El fuego se inició el sábado por la mañana, alrededor de las 10.30 horas y, al cierre de esta edición, todavía permanecía activo. A última hora de la tarde, los servicios de emergencia de Vila Nova de Cebreira, donde también se produjo un fuego ya controlado, mostraban su optimismo al ver como el tiempo iba mejorando con el paso de las horas.

Protección Civil de Vila Nova aseguraba que las llamas estaban cerca de las casas de la localidad, pero afortunadamente ya estaba controlado.

En Covas y Caminha, situadas a pocos kilómetros del norte gallego, trabajan alrededor de 200 bomberos y cerca de 32 coches de emergencias.

Las últimas cifras oficiales, conocidas la semana pasada, apuntan a que hasta finales de julio se cuadruplicó el número de hectáreas calcinadas por los incendios en suelo luso, hasta situarse en cerca de 28.000.