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Bodas de plata de la mayor operación contra el narcotráfico en Galicia

La 'Nécora', 25 años de una redada histórica

La gran operación del juez Garzón se zanjó sin grandes condenas, pero supuso el principio del fin de la impunidad de los capos gallegos del tráfico de drogas

La satisfacción reinaba la tarde del 11 de junio de 1990 en la comisaría de la Policía Nacional de Vilagarcía. El topo que habían conseguido en el clan Charlín daba sus frutos. Al día siguiente asestarían un duro golpe a Manuel Charlín Gama, el patriarca, y a sus hijos. Sabían donde iban a entregarse bolsas de basura llenas de dinero por un gran alijo de cocaína que llegó en un barco: las bolsas grandes guardaban 5 millones de pesetas, las pequeñas un millón. Los agentes de la pequeña comisaría, sin apenas medios, esperaban hacerse con el dinero y la droga. Nada sabían de la silenciosa caravana de coches, con más de 350 policías nacionales -la mayoría desplazados desde Madrid en un Hércules que aterrizó en Peinador- y otros puntos de Galicia, que aquella madrugada del 12 de junio llegó por sorpresa a la capital de Arousa. Bajo el mando del magistrado Baltasar Garzón y el fiscal Antidroga Javier Zaragoza empezaba el mayor golpe contra el narcotráfico en Galicia: la Operación Pontevedra o Mago, en alusión al juez de la Audiencia Nacional, que pasaría a la historia como Operación Nécora.

También era la primera ocasión en la que se contó con las declaraciones de dos narcoarrepentidos, el fantasioso Ricardo Portabales y Manuel Fernández Padín, colaborador de Los Charlín. Por la sede de la comisaría vilagarciano pasaron aquel día los principales jefes de las bandas contrabandistas gallegas en proceso de reconversión al narcotráfico como Laureano Oubiña y su mujer, Esther Lago; Danielito Carballo, José Manuel Padín Gestos, "Mano el catalán" ; el colombiano Alberto Vargas Vera o Marcial Dorado Balde.

| "Está Garzón, caen todos". El ruido de los helicópteros despertó a los arousanos con las primeras luces del día y el magistrado de la Audiencia Nacional aterrizó en el emblemático pazo de Baión, símbolo del poderío del matrimonio Oubiña-Lago. "Está aquí Garzón, caen todos". La noticia corrió de boca en boca y decenas de personas perdieron el miedo y se concentraron ante las instalaciones policiales de la calle Castelao. Las madres antidroga se movilizaron, Carmen Avendaño viajó desde Vigo, Érguete O Grove la apoyaba. De un plumazo históricos contrabandistas de tabaco dejaron de serlo para convertirse en capos del narcotráfico entre los gritos de la multitud que jaleaba al súper juez y abucheaba a los detenidos que iban llegando de uno en uno en coches fuertemente custodiados. De forma coordinada los policías actuaron simultáneamente en Madrid, Vigo y Arousa, y llamaron a las puertas de los domicilios de la lista de medio centenar de detenidos firmada por Garzón.

| Laureano Oubiña detenido en pijama. Laureano Oubiña abrió la puerta en pijama y zapatillas a los policías antidroga; eran poco más de las 6 de la mañana. Por la sede policial arousana fueron pasando Daniel Carballo Conde "Danielito", asesinado años después a tiros en un pub de Vilagarcía y considerado lugarteniente de "Sito Miñanco"; Manuel Charlín Pomares, Marcial Dorado... Todos ellos eran trasladados a la capital de España en coches camuflados, excepto Laureano Oubiña que viajó custodiado en avión. En Madrid, las declaraciones del arrepentido Ricardo Portabales llevaron al arresto de los empresarios Carlos Goyanes y Celso Barreiros. Laureano Oubiña y su mujer, Esther Lago que falleció años después en accidente de tráfico, fueron condenados por la Audiencia Nacional a 12 años, que el Supremo dejó en 6 por un delito fiscal pues no había pruebas de tráfico de drogas. A raíz de la Nécora, Oubiña fue detenido en varias ocasiones por tráfico de hachís y su fuga a Grecia, tras su primera condena por drogas, saltó a los medios de comunicación de toda España. Ha pasado los últimos 15 años en la cárcel. Excarcelado tras cumplir todas sus penas, y casi septuagenario, en febrero de 2014 volvió a prisión para cumplir una nueva condena de 4 años y 7 meses de prisión por blanqueo de capitales, Es el único de los grandes capos gallegos que nunca ha sido vinculado a la cocaína. Se especialidad era el hachís, una sustancia que considera más inocua que el tabaco.

| Sito Miñanco, de viaje en Panamá. Los capos de los principales clanes del narcotráfico gallego, que se habían librado del fallido macrosumario del tabaco 11/84 y cuya profesión oficial era la de empresarios, cayeron aquel 12 de junio en las redes de Garzón aunque con un resultado muy desigual, tanto al inicio como al final del proceso. José Ramón Prado Bugallo, "Sito Miñanco", era una de las piezas claves de la Nécora. Estaba en la lista de detenidos, pero se libró porque se encontraba en Panamá, aunque si fue arrestado su lugarteniente, Danielito Carballo. También eludió el cerco policial el histórico contrabandista Vicente Otero, "Terito", que se entregó a los pocos días en la Audiencia Nacional y quedó en libertad sin cargos al no reconocerle Portabales como el "Terito" al que había denunciado. Un año después Miñanco caía en otra operación antidroga y fue sumando condenas. El pasado mes de marzo consiguió su excarcelación tras cumplir tres penas consecutivas por grandes alijos marítimos de coca. Puede salir de prisión a diario para ir a trabajar pero con prohibición expresa de regresar a Galicia.

| Sin pruebas contra Marcial Dorado. Baltasar Garzón no llegó a procesar siquiera, por falta de pruebas, a Marcial Dorado Baúlde, al que ordenó detener en su casa de A Illa de Arousa. Casi veinte años después, en 2009, Dorado era condenado por primera vez por tráfico de drogas por la Audiencia Nacional a 10 años de prisión, si bien en 2005 sufrió otra pena de dos años y cinco meses por cohecho. En febrero de este mismo año, 2015, Marcial recibió una nueva condena junto a varios miembros de su familia. Esta vez de 6 años de prisión por blanqueo de capitales procedente del tráfico de drogas cometido por una organización de la que él era el jefe. Además se le impuso una multa de 21.500.000 euros.

| Pablo Escobar y el cártel de Medellín. La conexión colombiana también le falló al juez Garzón, que no llegó a procesar como pretendía al máximo jefe del cártel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria al no encontrar pruebas contra él. Tampoco cayeron finalmente los colombianos Matta Ballesteros y Fabio Ochoa, que con Escobar serían los máximos suministradores de coca colombiana a los clanes gallegos. Las órdenes internacionales de detención no dieron sus frutos y al final ni siquiera se les procesó en rebeldía.

| Un cuarto de siglo de frenética actividad antidroga. El balance de la primera fase de la Operación Nécora resultó como se ve muy flojo. Medio centenar de detenciones en Arousa, Madrid y Vigo; 12 millones de pesetas intervenidos y numerosa documentación incautada, pero ni un gramo de droga y eso que los agentes peinaron naves, montes y domicilios. Meses después se incorporaría al sumario, con ayuda de la comisaría de Vilagarcía, un importante alijo de cocaína atribuido a Los Charlín, cuyo Patriarca fue detenido. Un consuelo frente a la frustrada operación que tenían en marcha los agentes arousanos aquel 12 de junio. Si en un principio Garzón sospechaba de todo y de todos, lo cierto es que entre los jefes antidroga de la comisaría de Vilagarcía y él surgió una estrecha colaboración que permitió "llenar" aquella Nécora con el transcurso de los años. Lo cierto es que en 1990 estaba muy vacía, a tenor de las sentencias dictadas primero por la Audiencia Nacional -absolvió a 17 de los 47 procesados- y después, el Supremo con otras cuatro absoluciones y rebaja de penas casi generalizada para quienes recurrieron. Las penas más altas no fueron para los responsables del negocio ilegal que se sentaron en el banquillo, sino para los almacenistas y transportistas de droga. Pero cinco años después del macrojuicio el 90% de los detenidos habían caído en nuevas operaciones.

| Manuel Charlín, absuelto. Manuel Charlín Gama, el Patriarca del clan, consiguió una de las grandes absoluciones de la Audiencia Nacional por la Operación Nécora. El propio Baltasar Garzón ordenó otra vez su arresto el mismo día de su absolución. La vida de Manuel Charlín Gama ha sido una sucesión de entradas y salidas de prisión, donde pasó casi ininterrumpidamente 20 años en prisión hasta que en 2010 salió en libertad, pero bajo fianza de 30.000 euros. El octogenario jefe del mayor clan familiar de traficantes de droga a gran escala de Galicia y uno de los capos más importantes, está imputado en otro proceso de blanqueo de capitales en la denominada Operación Repesca, con varios de sus hijos. No hay todavía fecha de juicio.

| La última reaparición del Alfredo Cordero. El narcotraficante arousano, uno de los mayores de Galicia con contacto directo con los jefes de los cárteles colombianos, como los hermanos Ochoa, era casi un desconocido para las fuerzas antidroga, hasta que un día en un teléfono pinchado en un bar de Vilanova le oyeron pasar todos los filtros hasta hablar con los jefes del cártel colombiano. Se inició en el negocio con Los Charlín y ya tenía grupo propio en el macroproceso de la Nécora, pero salió absuelto, al igual que quien había sido su jefe. Volvió al banquillo en 1997 por cinco toneladas de cocaína intervenidas en la localidad asturiana de Tapia de Casariego. Tras tres años de fuga fue detenido con documentación falsa. Su última reaparición es de febrero de este mismo año, 2015, al ser arrestado como supuesto gran distribuidor de heroína turca con línea directa con los productores.

| San Millán, las huellas dactilares de los pies en las manos. Francisco Javier Martínez San Millán, "Franki" es el más escurridizo de los capos gallegos. Condenado a 11 años en la Nécora logró fugarse durante 12 años en los que se mantuvo muy activo, tanto que cuando lograron arrestarle le cayeron otros 18 años por el alijo de Tapia de Casariego en el que ya había sido condenado Cordero y otros 13 por la Operación Temple. En junio de 2006 el Greco Galicia le capturaba en un lujosos chalé de Denia y se le embargaron 10 millones de euros. Vivía con documentación y falsa y para no ser reconocido se había operado: tenía en las manos las huellas dactilares de los pies.

| "Patoco" y "Saro". Muchos de aquellos "segundones" detenidos por Garzón se convirtieron con el tiempo en cabecillas de grupos narcotransportistas y han vuelto a ser arrestados. Es el caso de Manuel Abal Feijóo, "Patoco", que lideró hasta su muerte en un accidente de moto en Vilagarcía la mayor red de narcotransporte de Arousa. Suya era la mayor lanzadera intervenida a los clanes gallegos en la playa de Area Fofa de Nigrán en 2009. A los mandos iba Baltasar Vidal Durán, "Saro", el experto piloto de planeadoras condenado también hace unos meses por los 3.000 kilos intervenidos en 2013 en el pesquero grovense Ratonero. Saro pilotaba la embarcación que debía recoge la droga y que embarrancaron en Madeira tras el abordaje del pesquero.

| Garzón, el juez que ya no es juez. Apartado de la magistratura por los pinchazos telefónicos irregulares que ordenó en el caso Gürtel, el principal protagonista de la mayor redada contra el narcotráfico en Galicia ya no es juez. Precisamente otras escuchas que ordenó y que también fueron anuladas por la Audiencia Nacional llevaron a absolver a Oubiña en 2012 del primero de los dos juicios que tenía pendientes por supuesto blanqueo de capitales.

| Libros para rescatar del "olvido" a los arrepentidos ". Ricardo Portabales, el primer arrepentido en la lucha contra el narcotráfico en España y Manuel Fernández Padín, marcaron un rumbo nuevo a las investigaciones. El primero contó a Garzón algunas verdades y muchas fabulaciones, mientras que el segundo aportó datos para condenar al clan Charlín. Abandonados a su suerte tras varios años a sueldo del Estado, con protección de las fuerzas de seguridad, Portabales abandonó a su familia en Marín y emprendió vida nueva en Uruguay, si bien ahora residiría en Portugal. Fernández Padín acaba de escribir un libro. Enfermo y sin medios para subsistir se siente traicionado por las autoridades. También el hijo de Portabales confía en publicar pronto otro libro que ha escrito sobre su padre. Él y sus hermanos se consideran las otras víctimas de la Operación Nécora.

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