Manuel López estaba en Gorkha, el epicentro del terremoto, cuando la tierra tembló el pasado sábado. Acostumbrado a recorrer el mundo en busca de rutas inéditas, es uno de los españoles que se han quedado en Nepal con una misión clara: colaborar con el reparto de ayuda en aldeas que han quedado aisladas. "Falta agua y protección contra el frío y la lluvia", relataba ayer en su muro de Facebook, donde cada día vuelca sus vivencias tras el seísmo.

"Podemos conseguir comida a unos 40 o 50 kilómetros de aquí (...). Después personalmente con la ayuda de algunos locales la distribuiríamos entre las aldeas que tenemos cerca (...). Pero no podemos llegar a todas", explicó.

Hace un llamamiento entre sus contactos para recabar ayuda económica y poder, por ejemplo, comprar arroz y repartirlo con ayuda de porteadores locales. "Si son 50 kilos para una aldea mañana, son 50 kilos. Si es más, es más", apunta.