Penas de 5 años de prisión para cada uno y multas de hasta 180 euros. Esta es la condena que aceptaron ayer en la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo los tres asaltantes del sacerdote Jaime González Couñago, de 75 años, en la casa rectoral de Pazos de Borbén en marzo de 2013. Tras maniatar al cura le robaron 30 euros y se llevaron su tarjeta bancaria. Aquella noche se corrieron una juerga en un club de alterne que pagaron con la tarjeta de su víctima, que pasó toda la noche maniatado hasta que le descubrió su asistenta.

El sacerdote víctima del asalto, Jaime González, no se personó como acusación particular en la causa ni tampoco reclamó indemnización alguna; ni por los daños causados en la casa rectoral, ni por las lesiones sufridas o el daño moral causado.

"Yo les he perdonado; ahora la Justicia que haga lo que debe hacer", explicaba el sacerdote minutos antes de que comenzara la vista oral en la que finalmente no tuvo que declarar como testigo. Resaltó que aunque lo intimidaron con un cuchillo y lo maniataron, no tuvieron ni "una mala palabra" y que incluso uno de ellos, al marcharse, le besó al frente.

"Si solo fuera el robo... Lo peor fue la noche, espantosa. Eso si me dio miedo. Las doce horas que permanecí maniatado hasta que al día siguiente me encontró medio groggy mi asistenta. Ella lo lleva peor y todavía no lo ha superado", explicaba Jaime González, que asegura que a él no le ha quedado ningún "trauma".

Lo que sí reprocha a los ladrones es que en vez de comprar un juguete o algo de primera necesidad para sus hijos, con la tarjeta que le robaron y cuyo PIN le obligaron a facilitarles, les diera por "ir de putas". Le dolió que le mintieran, pues le dijeron que robaban por necesidad: "El robo, aunque no lo disculpo ni justifico, sí me lo explico; pero que anduvieran de fiesta mientras yo estaba maniatado, me dolió en el corazón".

Con ironía apostilló que la próxima vez que lo asalten, mejor que "me aten con una cuerda y no con cables, pues las manos se me hincharon tanto que no las sentía".

Víctor José M.L., Javier P.A. y Francisco S.M., en prisión preventiva desde entonces, se confesaron ayer culpables de un delito de robo con violencia, otro de detención ilegal y una falta de lesiones, por lo que el fiscal rebajó a la mitad los 10 años de prisión que solicitaba inicialmente.

En virtud del acuerdo alcanzado con las defensas, el Ministerio Público aplicó las atenuantes de drogadicción a dos de ellos, y al tercero la de colaboración, pues ayudó en su día a esclarecer el robo. Javier P.O., considerado el promotor del asalto, aceptó una pena de 5 años y 4 meses de prisión, así como una multa de 120 euros; Víctor José M.L. aceptó 5 años y multa de 180 euros y Francisco S.M, a quien se aplicó la agravante de reincidencia, aceptó 5 años y tres meses de cárcel y multa de 180 euros. Éste último no habría llegado a entrar la casa rectoral, sino que esperó a sus compinches fuera.

Los tres acusados, encapuchados, se dirigieron el día del asalto a la casa rectoral de Pazos de Borbén. Uno de ellos rompió un cristal y el sacerdote, que estaba leyendo, se acercó a la puerta. Dos hombres, intimidándole con un cuchillo, lo metieron en la casa, le maniataron con el cable del teléfono y le ataron los pies con el de un extensor. Le exigieron dinero y se llevaron unos 40 euros en efectivo, así como su tarjeta bancaria amenazándole con volver si les mentía en el PIN.

Tras retirar 1.200 euros en varios cajeros, pararon en una gasolinera y usaron la tarjeta. Las cámaras de seguridad les grabaron y fueron identificados. Después se fueron a un club de alterne de Porriño cargaron la fiesta a la tarjeta del sacerdote.