Diez meses después del crimen de Asunta, el juez José Antonio Vázquez Taín notifica el auto que cierra la instrucción del caso y decreta la apertura del juicio oral contra los únicos sospechosos de la muerte de la niña de 12 años: sus padres, Alfonso Basterra y Rosario Porto. El magistrado concluye que el asesinato de la menor responde a un "plan premeditado" y "ejecutado de forma gradual" que resulta imposible "sin la participación o al menos el consentimiento" de ambos imputados. Taín asegura que hay "al menos dos pruebas" y "cientos de indicios" que apuntan a la participación "conjunta y pactada" de los excónyugues en la muerte de su hija. Y también se pronuncia sobre lo que a día de hoy sigue siendo la gran incógnita: el móvil del crimen. Tras precisar que esta cuestión sólo puede ser conocida "de verdad" por los acusados, expone los que, a su juicio, podrían ser tres posibles motivos. El "abandono palmario" que sufría la niña, que pasaba "días e incluso noches" sola, es uno. Un Basterra "humillado" por el hecho de que su exmujer nunca llegó a abandonar la relación sentimental que tenía con otro hombre y que buscaría con ese "plan conjunto" colocar a Rosario "en sus manos definitivamente y "asegurarse el sustento económico" del que carecía, es otro. ¿Y el tercero? El juez insinúa un posible móvil sexual en base al "comprometedor" contenido del ordenador del padre de la niña o ante el hecho de que su ADN apareciese en las bragas de la menor, pero no va más allá y argumenta que "otros indicios", "en esa misma dirección", deberán de ser tratados en el futuro juicio.

El auto abre juicio contra Porto y Basterra, para los que fiscal y acusación popular piden 18 y 20 años de cárcel respectivamente como presuntos autores de delito de asesinato, y señala como órgano competente para la vista, que se celebrará "en breves fechas", el tribunal de jurado de la Audiencia Provincial de A Coruña (la sala compostelana albergará el proceso). El juez emplaza a las partes para que en 15 días se personen ante el tribunal competente. Y, frente a las peticiones de libertad, decreta que sigan en prisión preventiva por riesgo de fuga ante la "muy elevada" pena que afrontan: de Rosario destaca que ha demostrado "una especial aversión" a la privación de libertad; y de Alfonso resalta su falta de arraigo, al carecer de domicilio, recursos, ingresos o forma de vida conocido.

En 16 páginas, el juez enumera las pruebas e indicios contra los padres de Asunta, en un relato cronológico en el que no pasa por alto las relaciones personales de los imputados, "un elemento muy esclarecedor" de lo sucedido en el que se presenta a una Rosario "estresada" en su papel como madre y dominada psicológicamente por su exmarido.

El juez concluye que Basterra y Porto participaron de forma "conjunta y pactada" en el asesinato de la menor en base a un "plan premeditado" y "ejecutado de forma gradual". El crimen ocurría el 21 de septiembre de 2013, pero los acusados ya "se pusieron de acuerdo" antes para suministrar a su hija "de forma continuada un medicamento que contiene Lorazepam", fármaco que provoca somnolencia y sedación. Alfonso retiró hasta 175 comprimidos de Orfidal entre el 5 de julio y el 16 de septiembre de ese 2013.

El inicio del plan se situaría la noche del 4 al 5 de julio, cuando sucedió el misterioso asalto del "hombre de negro" en el piso de Porto en Compostela. Taín no duda de que hubo un "intento de asesinato", pero no de un extraño, sino que en el mismo estuvieron implicados los padres. Y estima que esa noche ya sedaron a su hija. La niña tuvo posteriormente síntomas de intoxicación el 9, el 22 y el 23 de julio, así como el 17 y 18 de septiembre, a la vuelta del curso escolar. Lo notaron sus profesoras y en alguna ocasión los efectos del medicamento le impidieron acudir al instituto o a sus clases de ballet y música.

El día clave es el 21 de septiembre, el del crimen, cuando Basterra, Porto y Asunta comieron juntos en el piso de él en la calle República Argentina. "Puestos de común acuerdo y con la intención de acabar con la vida de la niña, le suministraron una cantidad del medicamento necesariamente tóxica para posteriormente cuando hiciera efecto asfixiarla", se señala. A las 17.20 horas Asunta salió del piso hacia el de su madre para hacer los deberes, y poco después de las 18.00 horas Rosario, siguiendo un "plan acordado con Alfonso", la llevó -siempre según el auto-, en su Mercedes hasta Teo, donde la menor, en el chalé familiar, fue presuntamente asfixiada "por dos personas" y trasladada después a la cuneta donde apareció su cuerpo.

Los motivos

¿Los móviles del crimen? Taín se pronuncia. "Los motivos carecen de relevancia jurídica y solo pueden ser conocidos de verdad por los imputados", dice, para señalar sin embargo después que, para que la defensa no alegue falta de motivación, "se apuntará el que parece ser, a nuestro juicio". El primero que indica es el "palmario abandono" de la menor. Y recuerda que como expuso una testigo, la niña "estaba 'tirada', sin nadie que le hiciese caso". "Las comunicaciones entre las partes así lo indican, pues la pequeña pasaba días e incluso noches sola", se dice en el auto. Esto ocurría con anterioridad al 4 de julio y también después. Prosigue Taín que entre el 18 de julio y el 9 de septiembre, durante un mes y 12 días, los imputados la enviaron a vivir con terceras personas. No la visitaron ni el día de su santo, algo que el juez ve "elocuente". Otro posible móvil apuntado es que Porto, pese al empeño de Basterra, nunca abandonó la relación que tenía con otro hombre. Alfonso lo sabía y se sentía "humillado". "La desaparición de Asunta, de forma violenta y por un plan conjunto, colocaría a Rosario en sus manos definitivamente y le aseguraría el sustento económico del que carece", argumenta.

¿Y el móvil sexual? El juez solo lo insinúa. Considera que el ordenador de Basterra fue "manipulado" y que el contenido que se halló en él "es bastante comprometedor". "Y en base al mismo cobran relevancia otros indicios que se trataron discretamente. Alfonso no ha explicado aún cómo, si en en su vivienda Asunta no tenía más que un cepillo de dientes y unas zapatillas, estaban sobre la mesilla, y no colgados del armario, los trajes de ballet de la pequeña. Porque su ADN estaba en las braga de la menor", indica el auto. Pero Taín deja el debate de estos y otros indicios en esta misma dirección, como las sospechosas fotos de la menor posando con el traje de ballet, para el juicio.