Nadie les acusa de delitos contra Hacienda, por eso los 13 procesados en la mayor trama de blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico que se juzga en Vigo, atribuida a Juan Carlos González Martín, "Culebra" admitieron ante el tribunal de la Sección Quinta de la Audiencia irregularidades fiscales y manejos de dinero negro, aunque aseguraron que procedía del ahorro de sus respectivos trabajos, lo que les permitió comprarse pisos y coches prácticamente en efectivo. Se enfrentan a penas que suman 60 años de cárcel y más de 173 millones de multa. El único hilo con el tráfico de drogas es la condena de 4 años de prisión del supuesto cabecilla de la trama por un alijo de 800 kilos de hachís en 1997. La mayoría de los imputados se negaron a responder al fiscal y solo lo hicieron a su abogado, este fue el caso del supuesto cabecilla de la trama, su mujer y sus tres hijos.

González Martín, con una invalidez absoluta por una hernia fiscal desde hace treinta años, justificó su fortuna, se le acusa de blanquear unos 30 millones de euros, en los múltiples negocios y empresas que ha tenido desde que con 12 años empezó a trabajar como "recadero" de un procurador de Vigo. "Mi dinero no viene de la droga. Con la explotación de bingos de Portugal y mis empresas gané 15 millones de euros", manifestó.

Aseguró no tener ninguna relación directa con el narcotráfico. "Constituí con unos portugueses una sociedad para una construcción en Pontevedra , no salió bien y no me devolvieron el dinero. Me pagaron con esa mercancía ( 800 kilos de hachís). Ni l acorté ni la vendía", apostilló. A continuación relató al tribunal sus múltiples actividades a través del tiempo (tiene 76 años) con negocios pesqueros, inmobiliarios, coches de alquiler, una sala de subastas de antigüedades y joyas -especialmente tras el golpe de Estado de Portugal porque los que escapaban para aquí "vendían barato"-, talleres de coches, la concesión de Toyota en Vigo o su gran palmarés como piloto de rallys:"me quiso fichar Renault, pero no acepté por mi familia"... Pero sobre todo, su fortuna y los 5,8 millones de euros depositados en bancos de Portugal en efectivo a nombre de su mujer y sus tres hijos procedían de los bingos vinculados a clubs de fútbol de Portugal, negocio en el que se introdujo con un socio luso a finales de los 80. "En las salas de juego se ganaba muchos dinero en efectivo. Lo tenía guardado en al caja fuerte de un amigo y traía a España lo que necesitaba. Cuando fui a Pamplona por unos nódulos pensé que podía ser terminal, así que ingresé lo que quedaba en la caja fuerte en el banco a modo de herencia para mi mujer y mis hijos", aseveró.

Tras negar que hubiera intentado ocultar que el patrimonio fuera suyo al no parecer en las sociedades en las que figuraban su mujer y sus hijos, llegó el turno de éstos que aseguraron desconocer el supuesto origen ilícito del patrimonio familiar. "Soy un ama de casa. Siempre me fié de mi marido, firmaba lo que me decía", aseguró su esposa. Relató que realizaban operaciones inmobiliarias "pero siempre con hipotecas". En sentido similar se pronunciaron los tres hijos del matrimonio que desconocían ser titulares de fincas y empresas. "Sabía que éramos millonario porque nos lo dijo mi padre", explicaron. El juicio sigue hoy.