"No quería matarlo, sólo quería que se marchase de allí". Ismael A.G., el vigués acusado de arrojar desde una ventana un cuchillo de caza a un examigo, al que causó heridas graves al alcanzarle en el cuello y seccionarle una arteria, alegó ayer que el día de los hechos estaba "hundido" porque su novia acababa de dejarlo, y también "borracho" ya que había ingerido una cerveza y "cuatro copas" de licor café. El imputado argumentó que cuando tiró la navaja a la víctima tras lanzarle otros objetos "no sabía" ni que era un arma. "Estoy arrepentidísimo; ya le envié una carta pidiéndole disculpas", afirmó el joven, que señaló que se había enfadado tiempo atrás con la víctima porque él y la pareja se habían entrometido en su relación. Frente a su declaración, el perjudicado, que a causa de la agresión necesita de la ayuda de un bastón para caminar, refirió que el acusado le amenazó con "pegarle" unos tiros en la cabeza y que cuando recibió el impacto del cuchillo pensó que se "moría". "El puñal entró cuatro centímetros y me lo arranqué yo mismo; la sangre me salía a borbotones y me quedé sin fuerzas, no era capaz ni de mover los labios", describió.

Los hechos que fueron ayer a juicio en la Audiencia viguesa, en una vista en la que se estrenó en sala el nuevo magistrado de refuerzo de la Sección Quinta Jaime Bardají, ocurrieron la tarde del 8 de noviembre de 2012, cuando Ismael estaba en la ventana del domicilio del que lo acababa de echar su novia, en un segundo piso de un inmueble de la Baixada á Salgueira. Tras ver a su antiguo amigo en la calle empezó según la Fiscalía a proferir amenazas de muerte e insultos, a lo que el otro joven le dijo que "bajase". Pero el imputado empezó a arrojarle objetos como un teléfono, así como su base y los cables, para a continuación tirarle el cuchillo, que alcanzó a la víctima en el cuello. Ante la Policía, cuando fue detenido, el imputado, según la acusación, siguió diciendo que el herido le había "arruinado" la vida y que lo mataría una vez saliese de la cárcel.

La Fiscalía pide que el joven sea sentenciado a 7 años de prisión y 10 años de alejamiento de la víctima por delito de homicidio en grado de tentativa. También que indemnice con 129.150 euros al perjudicado, que estuvo casi un mes hospitalizado y al que le restan como secuelas inestabilidad en la marcha, hipersensibilidad en el brazo derecho, así como empeoramiento de una depresión previa. Frente a la petición del fiscal, a la que se adhirió la acusación particular, la defensa califica lo ocurrido como delito de lesiones y pide que se rebaje la pena a 3 meses de cárcel con la aplicación de las eximentes de alteración psíquica y de haber actuado bajo efectos del alcohol, así como la atenuante de haber obrado bajo estado pasional debido a la "crisis emocional" que sufría por la ruptura con su pareja.

Precisamente, el acusado, que señaló que cuando ocurrieron los hechos estaba en la ventana "llorando" por esta ruptura, admitió que aunque la relación con su novia ya estaba deteriorada por otros motivos, también influyó que la víctima le hubiese contado un mes antes a la joven que él, que estuvo en prisión por tráfico de drogas, seguía haciendo "lo mismo que antes". "Me dijeron que Ismael había vuelto a las andadas, que andaba moviendo huevos de chocolate", confirmó esta mujer, que relató que su novio cuando bebía siempre "la liaba". "Hacía cosas como meter la cabeza en una pecera con pirañas", señaló.

El juicio continuará el viernes con un testigo y los informes finales de las partes.