Tantas muertes de animales en las proximidades del coto de Louredo en Mos no eran naturales. Varios particulares denunciaron que sus mascotas habían sido envenenadas y tras una ardua investigación la Guardia Civil ha detenido a dos vecinos del municipio por estos hechos.

Les acusan de envenenar animales en un coto de caza y el gerente de la explotación, vecino de Valga, ha sido imputado por un presunto delito de falsedad documental. Los dos arrestados son D.C.B., de 29 años, y M.M.L., de 61, y el administrador de la empresa imputado es J.T.M. La investigación apunta a que más de una decena de animales pudieron fallecer por la ingesta de estricnina en trozos de carne.

La investigación del Seprona comenzó a raíz de las denuncias que desde hace más de un año se presentaban sobre animales que aparecían muertos en el coto. Algunos afectados, de forma particular, realizaron análisis en clínicas privadas y el resultado fue claro: envenenamiento. Los agentes del Seprona recogieron varios cuerpos de animales y el resultado de sus análisis lo confirmó.

Durante varias semanas la Guardia Civil desplegó sobre el terreno efectivos y técnicos, en colaboración con los agentes del Servicio de Conservación de la Naturaleza de la Xunta. En la investigación, para dar con quienes dejaban los cebos con veneno, fueron determinantes los perros adiestrados que se trajeron desde Madrid.

El pasado 11 de marzo localizaron un conejo muerto y días después el cuerpo de un perro muy descompuesto. A las 24 horas los agentes localizaban a los dos principales encausados, que circulaban en un coche. Los agentes les siguieron, pero al sentirse descubiertos tiraron algo por la ventanilla. Fueron identificados y se recuperó una lata con seis trozos de carne supuestamente envenenados y varios cebos. La custodia de los cebos y el coche de los imputados fue asumida por la Xunta de Galicia.

En los dos días siguientes el Seprona recogió un gran número de cebos envenenados con trozos de tocino, similares a los intervenidos. Los perros especializados encontraron nuevos cebos y más cadáveres de animales en el monte, y también su labor fue crucial al identificar en el vehículo de los detenidos un rastro de veneno.

A los dos vecinos de Mos se les imputa un delito contra el Medio Ambiente por el uso de venenos sin estar legalmente autorizados para ello. Tras prestar declaración, los dos quedaron en libertad con la obligación de comparecer cuando sean requeridos.