Defender al acusado porque es "incapaz de matar" y atacar ant el jurado a la víctima, que no puede contar lo que ocurrió. La estrategia de defensa de Francisco Rafael Álvarez se centró ayer en desacreditar a Cristina González -muerta de una cuchillada a manos de su exmarido en octubre de 2011 en su casa de Coruxo- a través de los testigos de parte. Ninguno de los hermanos del procesado declaró, pero sí lo hicieron sus mujeres, compañeros de trabajo y amigas que definieron al acusado como un hombre "tranquilo", un trabajador "ejemplar" y un "buen padre", frente a una víctima "caprichosa" y de "carácter" que les comentaba sus infidelidades y reprochaba en público a su marido sus problemas de fertilidad, ya que los hijos mellizos de ambos fueron concebidos in vitro.

Unas versiones que contrastan con las declaraciones de las hermanas de la víctima la víspera, que declararon que Cristina "se sentía controlada y vigilada" por su exmarido, autor confeso de su muerte. Todos los testigos citados ayer por la defensa coincidieron en que Cristina no tenía por qué tener miedo a su marido. Un aspecto sobre el que hizo hincapié especial el abogado de la acusación a la hora de explicar la reacción de la víctima, que gritó al ver a Francisco dentro de su casa a la vuelta de dejar a los niños en el colegio, y que, según la versión de su exmarido fue a por un cuchillo de la cocina. En el forcejeo por quitárselo, que duró casi 30 minutos, murió "de forma accidental", según el acusado.

Las dos excuñadas dijeron que eran "muy amigas" de la víctima y la describieron como una persona "con mucho carácter". Una de ellas -que ahora también está separada- aseguró que Cristina le confió una relación extraconyugal con un entrenador y ella se lo contó a su marido, quien se lo dijo a su hermano, lo que llevó al divorcio de la pareja de mutuo acuerdo.

Esta cuñada aseguró que la víctima era "caprichosa" y que el verano previo a su muerte mantenía dos relacionas a la vez: con un entrenador y con un antiguo novio de juventud al que reencontró en Facebook. Explicó que antes de tener a los mellizos le decía a Francisco: "Me vas a tener que hacer un muñeco de palo, ya que eres carpintero y no me puedes dejar embarazada". Como insistía en que eran muy amigas la fiscal le inquirió: "si eran tan amigas, algo bueno tendría ¿no?", a lo que replicó: "sí nos reíamos juntas, las dos teníamos carácter".

La otra cuñada, de profesión peluquera y con la que más trato tenía la víctima, explicó que Francisco reaccionó "con tranquilidad" a las relaciones extramatrimoniales de su mujer y que el divorcio fue para él como "una sensación de liberación". Negó que Cristina mantuviera una doble relación con el entrenador y su antiguo amigo. "Me contó que había contactado por Facebook, pero entonces no había nada con el sevillano", aseveró.

Una amiga de Francisco dijo que supo de las infidelidades de la víctima porque ésta "lo soltaba todo a todo el mundo, no tenía pelos en la lengua", mientras la mujer de un compañero de trabajo del acusado admitió que los reproches por la esterilidad de su marido eran de antes de nacer los mellizos. Acabó admitiendo que hacía años que ellas no tenían ya amistad. Varios compañeros de profesión del acusado ratificaron que solía utilizar dos pares de guantes cuando trabajaba con productos agresivos para la piel, máxime porque tiene problemas de pigmentación. El juicio contra Francisco Rafael Álvarez Martínez, para quien el fiscal pide 15 años por homicidio y la acusación particular 22 por asesinato -su defensa pide la absolución -, continúa hoy con la declaración de los forenses.