Una de las testigos que declaró ayer fue una vecina del matrimonio que, pese a ser una casa de veraneo, se encontraba aquel 11 de octubre de 2011 en la casa contigua a la del matrimonio. Según su relato, aquella mañana se despertó y al salir a la finca escuchó los "desgarradores" y "estremecedores" gritos de una mujer que decía sin parar "por favor". "Después, como si lo sacara del fondo, se escuchó un último grito y todo quedó en un silencio sepulcral. No se escuchó nada más", explicó.

La vecina subrayó que tras los gritos no escuchó nada. "Ni un portazo, ni un coche que se iba. Fue rápido y tan solo escuché esa voz", sentenció.

El juicio se reanuda hoy con declaraciones de peritos y, en caso de que dé tiempo, de los forenses que examinaron el cuerpo de la víctima y cuyo relato será esencial.