La mujer de 37 años Cristina G.S., que falleció en Vigo el pasado 11 de octubre de 2011 supuestamente a manos de su exmarido, se sentía "vigilada" por éste, según han relatado las hermanas de la víctima en el juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de Pontevedra contra Francisco Rafael A.M., autor confeso del crimen.

En el tercer día de vista con tribunal de jurado han declarado dos de las hermanas de Cristina, que han coincidido en señalar que la mujer, que se divorció del acusado de forma amistosa en agosto de 2011, se sentía "vigilada" y "controlada" por su expareja. Según han apuntado estas testigos, una vez divorciados y con él viviendo ya fuera del domicilio familiar, se sucedieron varios encuentros aparentemente casuales.

"Ella decía que Francisco la controlaba, se había dado cuenta de que la vigilaba cuando iba a la playa con los niños, o a llevarlos al colegio. No es que tuviera miedo de él, pero era algo que le molestaba", ha señalado una de sus hermanas. No obstante, las dos hermanas de la fallecida han insistido en que Cristina "no tenía miedo" de su exmarido y que, aunque su matrimonio "no iba bien desde hacía algún tiempo", no conocían episodios de violencia física o maltrato.

"Era una chica muy alegre, estaba feliz por su nueva condición de separada, sólo quería ser feliz, y que su exmarido también lo fuera, que rehiciera su vida", ha apuntado María José G.S., quien ha confirmado que, desde los hechos, se ha hecho cargo de los dos hijos mellizos de la fallecida.

A ese respecto, ha indicado que, desde que el autor confeso de la muerte de su hermana fue detenido e ingresó en prisión provisional, ni él ni su familia se han preocupado de los menores, ni han preguntado si podían ayudarla, teniendo en cuenta que ella vive con una pensión de invalidez, su marido está en paro, y sostiene a sus dos hijos y a sus dos sobrinos. "Estos niños van a crecer sin madre, pero mientras su tía viva no les va a faltar de nada. El acusado nos destrozó la vida a todos", ha lamentado.

Vecina

Entre los testigos que han prestado declaración este lunes en el juicio, está una vecina de la pareja que, según su relato, a primera hora de la mañana de aquel 11 de octubre, escuchó unos "gritos desgarradores", provenientes del domicilio de la fallecida.

"Escuché a una mujer varias veces '`por favor, por favor!' y, después, un último grito, como si lo sacara del fondo, '`por favor!'. Luego todo quedó en un silencio sepulcral", ha señalado esta vecina.

La mujer ha explicado ante el tribunal que, después de esos gritos, que ocurrieron "muy rápido", no volvió a escuchar ningún ruido más, ni vio a nadie entrando o saliendo de la casa. Esta testigo ha señalado en el juicio que no creyó que "hubiese una mujer muerta", aunque reconoció que los sonidos que había escuchado "parecían los de alguien a quien están matando".

El juicio se reanudará este martes, con declaraciones de peritos y, en caso de que dé tiempo, de los forenses que examinaron el cuerpo de la víctima.