La clave está en los forenses. La muerte de la viguesa Cristina González Sacau a manos de su exmarido, Francisco Álvarez Martínez -que simuló un robo para acabar entregándose en la comisaría- ¿fue un trágico accidente cuando ambos forcejearon por un cuchillo durante casi 30 minutos en un pequeño vestíbulo, como asegura el acusado, o un crimen preparado como sostienen las acusaciones? El jurado popular que juzga el caso en la Sección Quinta de la Audiencia en Vigo tendrá que dictar veredicto y serán los forenses quienes den voz a la víctima y arrojen luz sobre lo ocurrido.

nCuchillada mortal por detrás. El cuerpo de Cristina González apareció boca abajo en el pasillo de su casa de Coruxo el 11 de octubre de 2011. Presentaba cuatro cuchilladas. Tres eran cortes poco profundos en el cuello -según el abogado de la acusación particular para hacerla sufrir innecesariamente- y una tercera, mortal de necesidad, propinada por la parte de atrás del cuello que le cortó la yugular. Francisco Álvarez declaró ante el tribunal popular que ambos rodaron por el suelo y él la tenía cogida con una pierna sobre su cadera y tiraba del cuchillo -que ella asía por el filo- para quitárselo. Asegura que no se enteró de la cuchillada "aunque pienso que tuve que ser yo" hasta que dejó de moverse y comprobó que no respiraba y estaba llena de sangre. Claro que poco antes le había suplicado "por favor Fran, suéltame que sangro mucho", pero no le hizo caso "porque no vi heridas".

Heridas defensivas. Cristina González forcejeó casi 30 minutos por el cuchillo con su exmarido, según la versión de éste. Sus manos tienen graves cortes y Francisco admitió que ella cogió por el filo el cuchillo de cocina, de más de 20 centímetros de hoja y que no se enteró de que entró hasta la empuñadura en su cuello y le causó la muerte. Tanto la acusación particular como la Fiscalía sostienen que la mujer luchó por su vida, ya que presenta numerosas heridas defensivas. Curiosamente el acusado, que iba con dos pares de guantes, solo presentaba unos arañazos en la cara y un pequeño corte en el dedo. Los forenses revelarán cómo y en qué orden se produjeron las heridas.

Golpes y hematomas. Francisco Álvarez manifestó ante el tribunal que no golpeó a Cristina durante el forcejeo, aunque ambos rodaron por el suelo y logró inmovilizarla. No la soltó, aunque ella se lo pidió, hasta que "se tranquilizase".

El móvil. El matrimonio de Cristina y Francisco duró 16 años. No existieron episodios de violencia, según relató éste- habrá que escuchar lo que declaren familiares y amigos-. Su divorcio, apenas veinte días antes del crimen, fue amistoso y el hecho de que ella iniciara una nueva relación con un amigo de juventud residente en Sevilla no fue causa de celos para su exmarido, pues aseguró que Cristina le había sido infiel antes, por eso pidió el divorcio, y además ella misma le contó su nueva relación. Si admitió que días antes, cuando vio a su exmujer con Juan en la playa, ella cargada con bolsas y él con los dos niños mellizos del matrimonio "como si fuera su padre" no le gustó y se lo comentó. ¿Por qué si la relación entre ellos era tan buena Cristina se asustó al verlo dentro de su casa, cogió un cuchillo en la cocina y le preguntó si iba a violarla como sostiene el acusado? Las acusaciones consideran que él esperó a su exmujer cuchillo en mano y por eso ella gritó al verle.

Gritos de ayuda. Otro de los testimonios de gran relevancia será el de la vecina que oyó gritar a Cristina, así como los de sus familiares. También declarará el joven con el que Cristina estaba ilusionada. Con quien empezaba una nueva relación y a quien iba a presentar a su familia el día después de que la mataran.