Tranquilo, consciente de su autoría, con un discurso coherente y asumiendo su culpa. Así describieron ayer en el juicio los forenses la actitud del vecino de Cangas, José Carlos Montes Argibay, acusado de intento de asesinato por cortar el cuello a una prostituta en un club de la Herrería viguesa. Los peritos rechazaron que tuviera sus capacidades alteradas o mermadas. "Reconocía los hechos y su ilicitud y aceptaba sus consecuencias, pero no quiso hablar de los motivos que los causaron"; tampoco estaba bajo los efectos del alcohol o las drogas y no refirió problemas psiquiátricos, explicaron los peritos al tribunal de la Sección Quinta con sede en Vigo. "No quería hablar del tema, admitió los hechos pero pedía que no le preguntáramos el por qué", apuntó una de las forenses.

También incidieron por la forma en que se infligieron los cortes a la víctima, de 63 años de edad, y la ausencia de signos de defensa en ella, "daba la impresión de que la sorprendieron por detrás". Además, el cirujano que atendió a la mujer, corroboró que pudo salvar su vida por la acumulación de grasa en el cuello, ya que al menos de uno de los cortes tenía suficiente profundidad para haber podido causar daños importantes a estructuras vitales como la yugular o la tráquea.

La defensa negó la intención de matar por parte del hombre, que alegó que actuó en defensa propia porque la mujer le quiso robar, y que le puso un cúter en el cuello para asustarla pero se movió y se cortó ella. La abogada, que inicialmente pedía su absolución, modificó sus conclusiones y pidió que, si es condenado, lo sea por un delito de lesiones. La Fiscalía mantiene su petición de 10 años y 7.900 euros. La acusación particular eleva la petición a 12 años y medio de cárcel, otros 10 de alejamiento y reclama una indemnización de 18.900 euros.