Abatimiento, pesar e incredulidad son las sensaciones que expresaban los rostros de unos 900 compañeros de Asunta durante la concentración silenciosa que realizaron ayer en el patio del instituto Rosalía de Castro de Santiago de Compostela, donde estudiaba la menor.

Ubaldo Rueda, el director del centro, expresó el "momento desgarrador" que vive la comunidad escolar y el "sentir de inmenso dolor" y "de desesperación". "Los alumnos están desesperados e intentando de alguna manera comprender lo que pudo pasar, una desesperación que intentamos compartir y asumir entre todos", dijo.

Asunta, aficionada al ballet y a la música, estudiaba un curso por delante del que le correspondía por su edad y fue definida por el director del instituto como una niña de 12 años "muy querida y muy apreciada, muy brillante además".

"Era una alumna excelente, pero no sólo porque era brillante intelectualmente, sino porque era una alumna muy participativa, muy abierta", afirmó.

La Guardia Civil y el Juzgado de Instrucción 2 de Santiago desarrollaron ayer una jornada maratoniana en la toma de declaraciones a posibles testigos y a quienes encontraron el cuerpo de Asunta en una pista de Cacheiras, en Teo.

Manuel Crespo y su esposa Charo, los vecinos de la casa más cercana al lugar donde en la madrugada del domingo apareció el cadáver fueron citados por la policía judicial.

"Pasamos a las 0.30 horas y el cuerpo no estaba", asegura Crespo. Su esposa Charo explica que ellos pasaron por el lugar "y no es una cosita que no veas, es el cuerpo de una persona", precisó.