Las gran cicatriz que dejó el devastador tornado a su paso por el estado de Oklahoma (EE UU) era ayer bien visible, especialmente desde el aire. Los servicios de emergencias buscaban entre escombros supervivientes, mientras que muchos vecinos intentaban recuperar algunos enseres de sus casas destruidas. Más de 13.000 viviendas afectadas y al menos 24 muertos, entre ellos diez niños, y más de dos centenares de heridos, es el trágico balance del tornado más brutal registrado en la zona central de EE UU.

Los daños ocasionados en la localidad de Moore podrían superar los 2.000 millones de dólares, aunque estas estimaciones aún son provisionales. El comisario de la agencia estatal John Doak ofreció esta cifra ayer, al señalar que podrían ser parejos a los del tornado similar que arrasó Joplin, en Misuri, hace un año. No obstante, una portavoz de la agencia estatal precisó que estas estimaciones son todavía muy "preliminares" y se basan solo en una evaluación "visual" del territorio dañado de cerca de 30 kilómetros.