El asalto con violencia que la Guardia Civil atribuye a J.C.B.M. , no era el primero que se cometía en Porriño con el mismo modus operandi. Un año antes la víctima fue un comercializador de pescado y su familia. Dos encapuchados, también armados con una pistola y un bate de béisbol, sorprendió al matrimonio en su cama mientras dormía.

La mujer recibió un culatazo en la cara para que no gritara y su marido salió en su defensa, por lo que le propinaron varios golpes con el bate de béisbol. Sin embargo logró desarmar a su agresor al que también quitó el pasamontañas y un guante y le devolvió los golpes. Su reacción estaba clara, en la casa dormían también su suegra -una anciana inválida- y su hijo de 12 años. Los asaltantes decidieron entonces huir sin botín alguno.

"A los que entraron en nuestra casa ya los pillaron. Cometieron otro robo en Pontevedra y como tenían el ADN y las huellas en el banco de datos saltaron las alarmas. En mi casa se dejaron el bate, un casquillo de bala y el cordel con el que pretendían inmovilizarnos", explicaba ayer el empresario, que está a la espera de que la Audiencia celebre el juicio.