Los gemelos de diez años a los que mató a golpes el novio de su madre, Javier Estrada, en agosto de 2011 en A Coruña, no sufrieron malos tratos. Eso, al menos, es lo que aseguró ayer la pediatra de los menores, quien destacó que los examinó regularmente desde que tenían dos meses. "Nunca jamás vi hematomas ni heridas. No percibí ningún tipo de maltrato físico ni psicológico", recalcó la doctora en el juicio, que termina hoy.

La versión de la facultativa concuerda con las que ofrecieron la directora y las tutoras de los pequeños la semana pasada en la vista oral, quienes insistieron en que nunca detectaron síntomas de que las criaturas sufriesen maltrato. La pediatra afirmó que unos días antes del doble crimen, Javier Estrada fue con los pequeños a la consulta. "No vi nada raro. Adrián, como siempre, cogió juguetes y se acercó a él y le dijo algo. Todo el tiempo que traté a esta familia, desde hace 17 años porque empecé con el hermano mayor, todas las medicaciones fueron cumplidas. Mar se preocupaba por los niños. Cuando un niño es maltratado desaparece de la consulta y estos niños nunca desaparecieron", declaró la facultativa.

Incidente

El acusado había permanecido durante las tres primeras sesiones del juicio impasible, cabizbajo y, en ocasiones, con los ojos cerrados. Pero ayer, antes de comenzar la vista, rompió a llorar. Cuando el público entró en la sala y el tribunal todavía no se había pronunciado, al procesado le comenzaron a caer las lágrimas y gimió cada vez con más intensidad, lo que provocó que la magistrada ordenase a los asistentes que abandonasen la dependencia. La abogada de oficio del sospechoso explicó al término de la vista que el imputado, que se enfrenta a una condena de 50 años de cárcel, había perdido los nervios y agregó que su defendido le dijo que no aguantaba más el juicio.