Una orden de detención europea que ha dado pronto sus frutos. A finales del pasado enero la Policía Nacional asestaba un golpe a una organización dedicada a la introducción de mujeres en España procedentes de Rumanía para su explotación sexual con el arresto de un matrimonio residente en Redondela y de un ciudadano rumano que vivía en Vigo. Ese operativo se saldó también con la liberación de una joven que había sido vendida por su novio a esa pareja, propietaria de un local de alterne en la calle Cruz Verde del barrio vigués de A Ferrería. El compañero sentimental de la víctima, en realidad, colaboraba con la organización captando a mujeres en Rumanía y engañó a esta chica y a su familia diciéndole que venían a España a casarse. Se trata de D.E., un joven de 26 años que acaba de ser detenido en su país y que ya fue trasladado a España para responder por presuntos delitos de trata de seres humanos y prostitución.

La operación fue dirigida por la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Vigo, Marisol López. Tras los tres arrestos practicados en enero en Vigo, la juez dictó una orden de detención europea contra este joven, que había regresado a Rumanía tras vender supuestamente a la joven al matrimonio y entregarles también la carta de identidad de la víctima. La Policía de aquel país lo localizó y arrestó hace unos días y este pasado viernes dos agentes viajaron con él custodiándolo en un avión hasta Madrid, donde estaba previsto que fuese puesto a disposición del juzgado de guardia de la capital ese mismo día. El juzgado vigués remitió un exhorto a esta sala para que se tomase declaración al hombre y se dictase una medida de prisión preventiva. Lo previsible es que el chico sea trasladado en fechas próximas a la ciudad olívica para que la magistrada del caso lo interrogue y ratifique la orden de encarcelamiento.

Con el arresto del joven, se elevan a cuatro los apresados tras las detenciones de hace un mes. En aquel momento se hicieron registros en el club de la calle Cruz Verde, en un domicilio próximo donde alojaban a las mujeres explotadas y en la vivienda de Redondela del matrimonio propietario del local de alterne. Esta investigación, que comenzó ya en octubre de 2012, se puso en marcha al tenerse conocimiento de que una joven que trabajaba en el local podría estar siendo coaccionada. Las indagaciones permitieron averiguar que se ejercía un férreo control sobre ella y que se quedaban con todo el dinero que ganaba por el ejercicio de la prostitución. Además del exnovio de la víctima, otra pareja se dedicaba también a captar mujeres en Rumanía para enviarlas a España.