Diez meses de prisión y cuatro años de prórroga de la orden de alejamiento. Esta es la pena que la Fiscalía y la abogada de una viguesa sometida a ocho años de acoso por su expareja solicitan para Jesús Ismael C.V. acusado de un presunto delito de coacciones. La víctima relató que se separó de su pareja hace ya ocho años y desde entonces la sometió a un incesante número de llamadas telefónicas tanto a su móvil particular como al de la empresa en la que trabajaba (hasta treinta llamadas diarias). También llamaba a los padres de la mujer, algunas veces horas intempestivas. Si ella no contestaba se presentaba en el exterior de su casa en Vigo, aunque él reside en Santiago.

No lo denunció porque no se sentía intimidada, sino que le daba lástima pues quería volver con ella. Hasta que empezó a seguirla también con el coche. "Solo quiero que me deje en paz. Desde que se prorrogó la orden de alejamiento no he vuelto a tener problemas, no se pone en contacto conmigo".

El abogado defensor del acusado lo tildó de "pesado", pero negó que hubiera cometido coacción alguna y pidió su absolución.