"Soy culpable, hice lo que hice y nada más". Esta confesión fueron prácticamente las únicas palabras pronunciadas ayer ante la juez de guardia por José Carlos M.A., el vecino de Cangas de 49 años de edad que presuntamente cortó el cuello a una prostituta en un club ubicado en la zona de la Herrería de Vigo. No quiso decir nada más. La magistrada decretó su ingreso en prisión preventiva como supuesto autor de un delito de homicidio en grado de tentativa, por lo que ya durmió en la cárcel de A Lama. También ayer prestó declaración la víctima, Josefa F.B., de 62 años, que acudió a los juzgados acompañada por su marido. Tiene que llevar vendas en la zona de la garganta, donde precisó más de veinte puntos de sutura debido al corte con un cutter que le hizo su agresor después de que, sin mediar nada más, ella le dijese que tenía que irse porque el tiempo del servicio había concluido. "En un momento que me puse de espaldas ya me enganchó sin más; quería matarme", afirmó, al tiempo que confesaba que tiene "miedo" y que confía en que el hombre "pague" por lo que le hizo.

Todo ocurría el jueves por la tarde en un local de la calle Cruz Verde. Tras la agresión, José Carlos M.A., que carece de antecedentes, huyó corriendo hacia la jefatura de la Policía Local, donde confesó lo que había hecho. Tras hacerse cargo de la investigación la Policía Nacional, el imputado, al que en la localidad canguesa donde reside le describen como "solitario", era puesto ayer por la mañana a disposición del Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo, que se encuentra en funciones de guardia. También acudió a declarar la víctima, quien, a la salida, manifestó que no quiso ver a su agresor porque le tiene "pánico".

La mujer aún habla con dificultad por el corte en el cuello. El día de la agresión estuvo en el hospital siete horas. Fue a medianoche cuando le dieron el alta. "El médico me dijo que me salvé porque tenía papada y constitución fuerte; si no me quedaba allí", relataba ayer en los pasillos de los juzgados. Sobre lo ocurrido, aclara que la agresión sucedió sin más, sin motivo aparente, y que el móvil no fue el robo. Ella no llevaba joyas y el hombre tampoco registró ni se llevó su bolso, que le cayó durante la agresión y donde tenía dinero.

Josefa, natural de Lugo, lleva treinta años trabajando en el local. "Lo conocía de otras veces pero nunca hubo ningún problema", señaló. Hacía más de un año que no lo veía, pero el jueves por la tarde él fue al club. "Estaba sentada en el sofá y entró con otra chica; al final se fue conmigo y subimos a la habitación; al cabo de veinte minutos le dije que se había acabado el tiempo, se vistió, y cuando ya estaba de espaldas me enganchó al cuello y me pasó algo cortante y después otra vez", contó. Ella escapó al pasillo, pero el hombre, prosiguió, la alcanzó y la atacó de nuevo en la zona "del hombro". "Yo sangraba mucho, estaba muy nerviosa, y me puse a chillar", afirmó. Otras mujeres le ayudaron a contener la hemorragia del cuello con una toalla. "Cuando bajé había mucha Policía y una ambulancia; me hicieron las curas y me llevaron al hospital", concretó. El agresor, que ya había huido a la carrera manchado de sangre, acabó entregándose en la jefatura de la Policía Local.