Nueve años de prisión por tres robos con intimidación, multa de 950 euros por uso de un coche sustraído y otra cantidad similar por un delito de falsedad –le cambió las placas de matrícula por otras robadas a otro vehículo–, así como 150 euros por la falta de maltrato y lesiones que cometió al maniatar a sus víctimas y dar un puñetazo a una de ellas. Esta es la pena que aceptó ayer Miguel Ángel Caride, que confesó ser el autor de los dos atracos cometidos con un año de diferencia en el depósito de butano de Repsol en la subida a Montecastelo y en la gasolinera de Paraño en el municipio de Covelo.

El acuerdo de conformidad alcanzado entre su abogado defensor y el fiscal, que redujo a la mitad la condena de prisión que solicitaba inicialmente al aplicarle las atenuantes de drogadicción y reparación del daño –el juicio se demoró más de tres horas a la espera de que se depositara la cantidad estipulada (unos 1.000 euros)–, evitó la celebración de la vista oral y que declararan en la sala una docena de víctimas y más de diez policías citados como testigos.

Este es el primer juicio y la primera condena para Caride, considerado por la Policía Nacional un atracador peligroso y violento, y que junto a un cómplice deberá hacer frente a varios juicios más por la oleada de atracos a mano armada en gasolineras, asaltos a repartidores de butano, robos con intimidación a mujeres en el interior de vehículos; detenciones ilegales, agresiones sexuales y robos de vehículos que se les imputan y que habrían cometido entre febrero de 2008 y noviembre de 2009, cuando fue detenido. Su presunto cómplice en el medio centenar de delitos que se les imputan fue arrestado tiempo después y las diligencias contra él se encuentran todavía en fase de instrucción.

Ambos, sin embargo, podrían compartir el banquillo de los acusados en próximos juicios ya que la oleada de casos que se les atribuye se juzgará por separado y todavía no hay fechas para su celebración. A los tres delitos de robo con violencia que Miguel Ángel confesó ayer haber cometido y las dos faltas de uso de coche robado, falsedad y maltrato y lesiones, se sumarán más acusaciones por otros seis atracos a gasolineras en Vigo, Puxeiros, Mos y Lavadores; dos asaltos a repartidores de butano en As Bechas y Camino de Penís en Vigo; el robo de nueve vehículos –los utilizaban para cometer los atracos y los abandonaban poco después– en Vigo, Redondela y Mos y asaltos a una vivienda de Covelo con agresión a sus propietarios, a la floristería del tanatorio Vigo Memorial y a un vecino del Alto de Puxeiros al que obligaron a punta de pistola a regresar al cajero automático de un banco ara retirar dinero.

Uno de los capítulos más graves son las cinco detenciones ilegales y abusos ilegales a mujeres para robarles que se les atribuyen: en Severino Covas, Carretera de Madrid, exterior del centro médico de A Doblada (la dejaron abandonada en el maletero) y Tameiga-Mos; así como otros cinco robos con intimidación a mujeres en el interior de vehículos. En este último apartado se les imputan seis casos. Uno de ellos a una madre y a su hija interceptadas por dos vehículos en la rotonda de Puxeiros y otro en el aparcamiento del Hospital Meixoeiro.