"Se negó a pagar la entrada y después me dio siete puñaladas, una en la cabeza; iba a matar"

Uno de los dos porteros acuchillados en un club de Peinador se recupera tras recibir el alta:"Vino con el cuchillo y me persiguió"

El portero muestra las heridas de la cabeza y los brazos.  // J. Lorez

El portero muestra las heridas de la cabeza y los brazos. // J. Lorez

m. fontán - Vigo

“Tenía intención de matar, él mismo lo decía; ¿por qué otra razón iba a acuchillarme en la cabeza?”. Alexandre Mihaylov es uno de los dos porteros de un club de Peinador que resultaron apuñalados la pasada Nochebuena por un cliente que se negó a pagar la entrada. Su compañero Vasil continúa en la UCI del Hospital Xeral, pero este joven búlgaro de 26 años de edad corrió mejor suerte y las heridas que sufrió no fueron tan graves. Tras cuatro días hospitalizado, ayer descansaba en el piso en el que reside en las cercanías del club, donde trabaja desde el pasado verano. “Estoy bien, recuperándome; los médicos me dijeron que, con la excepción de la cabeza, las puñaladas me afectaron en zonas donde tenía músculo y no tocaron ninguna vena ni arteria”, explica en su idioma natal mientras es traducido por otro de los porteros del establecimiento, de su misma nacionalidad y que aquella noche también se encontraba en el mismo turno aunque no llegó a ser testigo directo de la agresión.

Los hechos ocurrían poco después de la una de la madrugada ya del día 25 de diciembre. Vasil y Alexandre eran los dos porteros que estaban en la entrada del club. Entre los clientes que aguardaban en la puerta había un grupo de cuatro amigos. “Cobrábamos una entrada de diez euros, que en realidad es lo que vale la copa, y se negaron. Nos dijeron que quiénes éramos nosotros para decirles a ellos que tenían que pagar, que ellos eran españoles”, relata Alexandre, que concreta que el que ya mostraba un comportamiento más agresivo en esos momentos era el que después los atacaría con el cuchillo.

Actitud

Ante la actitud de estos clientes, Vasil los apartó y los empujó para que dejasen pasar a otras personas. “En ese momento el del cuchillo le dio una patada a Vasil y después acabaría asestándole las cuchilladas; le dio tres, una en la cabeza”, puntualiza el joven búlgaro, para añadir que a continuación el agresor fue a por él. “Cuando vio que mi compañero estaba en el suelo, vino hacia mí y me dijo que me iba a matar; yo empecé a correr e intenté entrar en la cafetería, pero no pude porque estaba cerrada”, recuerda. Por este motivo, decidió seguir corriendo por la calle. “Recorrí unos 50 o 100 metros; estaba herido porque ya me había dado con el cuchillo, pero yo no sentía nada”, concreta Alexandre.

El joven cuenta que el agresor no dejaba de correr tras él. “Me decía: ¿para qué corres, que te voy a matar?”, señala. Matiza que lo alcanzó y volvió a dañarlo con el arma, pero que en ese momento él logró cogerlo de la mano y empezaron a forcejear. “Mientras yo intentaba sacarle el cuchillo él seguía golpeándome con la otra mano”, afirma. “Y siguió hasta que se cansó, volvió a amenazarme y se fue caminando”, resume.

Alexandre tuvo que ser trasladado esa misma noche al hospital con siete puñaladas: una en la cabeza, dos en los brazos, otras dos en el abdomen y dos más en la pierna. Otra ambulancia se llevó a Vasil, que se encontraba más grave: tras la agresión quedó tirado en el suelo, sin poder apenas respirar. Se da la circunstancia de que uno de los amigos del agresor trató de auxiliarlo, aunque los porteros que acudieron hasta allí tras conocer el incidente desconocían esta circunstancia.

Las cámaras de seguridad grabaron al autor de las puñaladas y a sus tres compañeros. Esta es una de las pruebas con las que cuenta la Guardia Civil, que desde el día de los hechos trata de localizar a estas personas. “El del cuchillo era de complexión normal, aunque se notaba que tenía fuerza; estoy seguro de que iba bajo los efectos de alguna sustancia para reaccionar de esa manera”, valora Alexandre. Ahora su deseo es que cojan al culpable y que su compañero Vasil se recupere. “Ya lo están intentando despertar del coma y superó las primeras 72 horas; creemos que lo peor ya pasó”, concluye.

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