Clamor por Sara

Una niña de 9 años pasa la Navidad en el piso de acogida vigués donde reside desde hace seis meses por la pelea de sus padres en el juzgado

a. del olmo- Vigo

Rosario Quinteiro reunió ayer a decenas de personas en la calle Príncipe, en Vigo, para denunciar la situación de su hija, que reside en un piso de acogida desde hace seis meses después de que la juez de Familia le retirara la custodia por incumplir el régimen de visitas del padre. La pequeña viguesa recibe terapia mientas espera la sentencia de divorcio de sus padres.

Sara vive en un centro de menores de Mensajeros por la Paz, a 500 metros de donde ayer su familia materna organizó una concentración para denunciar la situación que vive la pequeña viguesa. Su madre, Rosario Quinteiro, denuncia que solo la puede ver una hora a la semana, en una visita tutelada, mientras su padre la puede recoger y sacar del centro.

El drama familiar de la pequeña viguesa comenzó hace seis años, cuando sus padres iniciaron un cruce de acusaciones en los tribunales. Rosario Quinteiro presentó ocho denuncias a su marido por presuntos abusos a la menor, aunque todas fueron archivadas. El padre, por su parte, le denunció por incumplimiento del régimen de visitas. Finalmente, la juez de Familia retiró la custoria a la madre y, a instancias del fiscal de menores, solicitó que el Servicio de Protección de Menores se hiciera cargo de la niña para realizarle una evaluación ajena al conflicto. El juicio de divorcio y tutela quedó visto para sentencia el pasado 9 de diciembre.

La familia materna de la menor, respaldada por la Rede de Mulleres contra o Maltrato y el Instituto Europeo Campus Stellae, recogió ayer firmas en el centro de Vigo para exigir a los tribunales "justicia para Sara". La portavoz de la Rede, Rosa Fontaíña, manifestó haber sido testigo del "terror de Sara a los encuentros con su padre" y reclamó al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) "que ponga fin a esta sinrazón".

La prima mayor de la pequeña, Aída, leyó entre lágrimas una carta en la que pedía volver a ver a Sara. "El día que se marchó fue el peor de nuestra vida; le dijimos que era como un campamento de verano, pero es un centro para niños desamparados y ese no es el caso de mi prima, que es una niña muy querida. Ella no quería irse, no quiere estar con su padre porque le hace daño y no se puede forzar a un niño a estar con quien no quiere", aseguró.

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