La liberación de la joven abogado se producía minutos antes de la una de la madrugada. Al final, tras horas de espera, fue la propia víctima, aprovechando un descuido de su raptora, la que propició el final feliz. La mujer logró coger a la secuestradora del brazo donde ésta tenía un cuchillo y abrió el pestillo de la oficina. En décimas de segundo, el negociador empujó la puerta y detrás de él se acercaron los agentes de los GOES (Grupos Operativos Especiales de Seguridad), que sacaron a la víctima e irrumpieron en el interior del cajero de Martínez para reducir a la detenida.

Aunque se llegó a temer que la detención ilegal podría prolongarse durante la madrugada, finalmente el secuestro se resolvió cuando el reloj estaba a punto de marcar las 01.00 horas. Instantes antes, la secuestradora se mostraba todavía más nerviosa de lo que había estado durante el resto de la jornada, moviéndose continunamente. De repente se puso a golpear la puerta del cajero de la entidad bancaria. Y de forma totalmente inesperada se produjo la liberación, en la que participó activamente la víctima.