Policía Nacional y Guardia Civil de Pontevedra trabajan contrarreloj. Cada hora que pasa sin noticias de Sonia Iglesias Eirín, la vecina de la capital de 37 años desaparecida el pasado miércoles, pesa como una losa en sus familiares y amigos. El pesimismo va ganando terreno aunque se niegan a perder la esperanza.

También entre los investigadores de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado empieza a calar la idea de que puede suceder lo peor.

Su pareja sentimental, distintos miembros de su familia, compañeras de trabajo y vecinos han sido interrogados por los agentes que buscan pistas sobre su paradero.

"Centrar las primeras pesquisas en el entorno más íntimo es el procedimiento habitual" explicaban ayer fuentes policiales que insistían en que "no se prejuzga a nadie y no se descarta nada" y en pedir "prudencia" a la hora de hacer elucubraciones.

Allegados de Sonia, que tiene un hijo de ocho años, señalaban ayer que "estaba a punto de separarse" lo que habría creado tensiones entre la pareja. Una circunstancia que, sin embargo, no le impedía, según indicaban sus compañeros, mantener una actitud positiva y cumplir con sus obligaciones como siempre.

Vecinos de Sonia y de sus padres, en el barrio de Monte Porreiro, apuntaban que la relación fue en ocasiones "conflictiva" aunque no existe constancia oficial de incidentes entre ambos.

Sonia Iglesias tiene muchos conocidos en la ciudad ya que trabaja en una tienda de Massimo Dutti, en la calle Benito Corbal y su pareja es miembro de una familia con negocios en la capital.

La Policía hizo un reconocimiento en el domicilio de Sonia, un inmueble del Campo da Torre, en donde al parecer encontraron su documentación personal lo que les lleva a pensar o bien que no está muy lejos de casa o que ha desaparecido de escena en contra de su voluntad.

Los agentes también habrían tomado muestras en el interior del vehículo del compañero sentimental de Sonia, que utiliza habitualmente la pareja.

Fuentes próximas a la investigación del caso indicaron que, por los datos que maneja, la desaparecida es una mujer con una vida pautada, preocupada por su hijo – "no lo abandonaría jamás" recalca una de sus vecinas– y que, tal como indicaba el gerente de la tienda en donde es empleada "siempre venía a su hora de trabajar y nunca hubo quejas de ella". Una afirmación que compartían sus compañeras.

Quienes la conocen, destacan que es una chica extrovertida, que le gusta divertirse con sus amigos, de trato afable –"aunque con su genio como todos" indica una allegada– y que por encima de todo es una "buena madre", Por este motivo, indican algunos vecinos, habría esperado a que el chiquillo hiciese la Primera Comunión para plantear una separación. "No quería amargarle un día tan feliz".

Lo cierto es que el niño recibió la Eucaristía hace unos días y todo apunta a que la separación se consumó.

El pequeño estaba ayer con sus abuelos, que están dedicados a proteger al menor de los comentarios y de la atención mediática que suscita la desaparición de su hija, lo que no les impide estar pendiente de las noticias y sobre todo del teléfono. Esperan una llamada, la que les diga en dónde está su hija.

En los últimos tiempos y tras las tensiones inherentes a una crisis matrimonial Sonia habría conocido a otro joven con el que estaría iniciando una nueva relación sentimental.