Diez años de cárcel y 30.000 euros de indemnización para cada uno de sus seis hijos. Esta es la pena con la que la Audiencia Provincial condena a José Torrado Núñez, autor confeso de la muerte por estrangulación de su esposa el 20 de diciembre de 2008 en la vivienda familiar que compartían en Romai (Portas). La juez, tras el veredicto de culpabilidad emitido de modo unánime por un jurado popular en la vista oral del pasado mayo, sigue las líneas básicas que proponía la Fiscalía. La sentencia también tiene en cuenta el atenuante de confesión.

Torrado Núñez, de 50 años y natural de Vilanova, reconocía durante el transcurso del juicio haber estrangulado con las manos a su mujer, María del Carmen Barcala, que tenía 42 años cuando falleció. Y la magistrada, según apunta en la sentencia y remitiéndose al Código Penal, se decanta por la condena menos amplia dentro de un abanico de 10 a 15 años debido a que mantuvo la confesión que realizó poco después del suceso y “durante todo el proceso”, desde que se entregó a la Guardia Civil, la misma madrugada en la que mató a la madre de sus seis hijos cuando ésta regresaba de trabajar en un restaurante.

Asimismo, en el fallo se recoge que se debe abonar el tiempo durante el que el condenado ha estado en prisión preventiva (un año y medio). Por lo tanto, de esta sentencia de 10 años por delito consumado de homicidio, tendrá que completar únicamente ocho y medio. El auto reitera que “no hay duda de que el acusado actuó con intención de causar la muerte”.

La decisión judicial es recurrible tanto por la acusación, representada por la Fiscalía y el abogado de los hijos de la víctima, como por la defensa en un plazo de diez días ante el TSXG.

Admitió el crimen

El Ministerio Público solicitó en un primer momento una pena de 12 años de cárcel. Sin embargo, en sus consideraciones finales tras el juicio apuntó su propósito de que el procesado cumpliese un mínimo de 10 años de prisión debido a que desde su detención en todo momento reconoció lo ocurrido. También durante el juicio, cuando entre sollozos admitió ser el autor de la muerte de su cónyuge. Pese a todo esto, la defensa perseguía su absolución.

Según los hechos que reconoció José Torrado Núñez, a él no le gustaba que su esposa trabajase fuera del domicilio familiar en un restaurante en Curro. Le disgustaba sobre todo el horario que la obligaba a llegar a casa sobre las tres de la madrugada. Unos días antes del crimen, José Torrado había mantenido varias discusiones con su mujer e incluso uno de sus hijos le tuvo que separar de ella cuando el acusado la estaba agarrando. Fue entonces cuando María del Carmen Barcala manifestó su intención de separarse. Esto provocó que los propios hijos obligaran a su padre a dormir en una habitación aparte pero aquella madrugada del sábado se habían dormido y, cuando la víctima llegó de trabajar, José la estranguló con sus propias manos.

Los agentes de la Guardia Civil que inspeccionaron la escena del crimen y los forenses dictaminaron su “muerte por estrangulamiento a mano”. La presión ejercida fue tan fuerte que rompió un cartílago del cuello y el oxígeno dejó de llegar al cerebro casi de forma inmediata. La víctima apenas tuvo opción de defensa.