Perseguir y ridiculizar al moroso no es garantía de cobro en estos momentos de crisis económica. Por eso, a las empresas legales les han salido competidores entre las bandas del Este que emplean la agresividad y el miedo como señas de identidad para "garantizar" el pago.

Grupos rumanos asentados en Galicia, donde residen en distintas localidades con sus familias, se han especializado en el cobro violento a morosos y podrían estar tras las últimas palizas causadas por encapuchados armados. Las fuerzas de seguridad investigan si las bandas que operan en Vigo y su área están vinculadas también a negocios de prostitución callejera.

La efectividad de sus ofertas se transmite a través del boca a boca y algunos empresarios agobiados por deudas admiten en privado que les han ofrecido gestionar el impago. Empezaron a trabajar en Madrid (uno de los fallecidos en el tiroteo entre porteros de discotecas en Madrid era un rumano del clan de los Rompecostillas, que presumía de romper una costilla con cada puñetazo para cobrar impagos) y otras grandes ciudades, y ahora tratan de implantarse en Galicia, por lo que las fuerzas de seguridad unen esfuerzos para detectarlos y frenarlos.

"Hay mucho pequeño empresario al que le deben importantes sumas de dinero por lo que, a su vez , no pueden pagar a sus acreedores. Presentamos reclamaciones de cantidad en los juzgados, muchas de ellas en torno a 400.000 euros, para prevenir posibles embargos, pero sin la esperanza de que el deudor pague. No se puede cobrar porque no hay dinero, y entonces te ofrecen la posibilidad de cobrar a base de amenazas, pero recurrir al servicio de estos grupos rumanos no es la solución y puede generar un gran espiral de violencia", advierten desde algunos despachos de abogados a los que han consultado varios clientes.

El sistema de estos grupos del Este conlleva que quien los contrate elija el grado de agresividad a emplear. Los precios varían en función de la "efectividad" (agresividad) que el cliente quiera que se utilice.

El "trabajo" comienza con la reclamación del impago por escrito. La primera nota se deja en el buzón de la vivienda del deudor o en el parabrisas de su coche. Después pueden pegarse panfletos alusivos cerca de su casa o negocio .

En un segundo paso, llamadas de teléfono duras y amenazantes aumentan la presión. Si tampoco surge efecto, llega el momento del "susto" directo y los grupos de cobro de impagos liderados por rumanos no dudan en pegar dos tiros al capó del coche del deudor a modo de advertencia de lo que puede pasarle si finalmente no paga lo que debe.

Si ni con esas se hace frente al impago reclamado, la banda da un paso más y acomete la agresión directa. Varios encapuchados armados y violentos se presentan en el domicilio del deudor para reclamar el dinero mediante golpes, palizas y amenazas de muerte .